Lizzy Borden + Sexplosion - 6/11/214 Sala Caracol (Madrid)
La cita es en la remodelada sala Caracol. El plato fuerte de la noche era la banda americana con nombre de asesina con hacha que dio matalire a su familia, nos referimos a los angelinos Lizzy Borden que venían presentando un show especial bajo el atractivo slogan de “30 years of american metal”.
Los encargados de abrir el concierto y poner en marcha el cuerpo del personal fueron Sexplosion. Han pasado cerca de tres años desde que salió su debut “Powerfull as its name“ y están a punto de sacar su segundo disco por lo que el set list fue un compendio de esos dos trabajos. Los madrileños salieron como un huracán dispuestos a comerse el escenario. Su hard rock escuela americana hizo las delicias de los presentes en las nuevas “Bitch house” y “Go down to get higher”, donde brilla la voz de Guillermo Starless a medio camino entre Axl Rose y Tom Keifer, voz rasgada y con cierto punto macarra igual que su guitarra, desgranando notas con sabor a cuero y bourbon. Siguieron con las clásicas en su repertorio “She is ready to lick” y “Don´t tell me who I am” llevándonos al paraíso del hard rock sleezy. La compacta base rítmica esta comandada por Fernando al bajo y Juan machacando sin piedad la batería mientras que en la otra guitarra está el genio de Alex. Otros tres temas nuevos que reafirmaron de que el nuevo disco de Sexplosion va a arrasar fueron “Justified agression”, la digna deudora de Cinderella “Just fight” y “Prince of ecstasy”, temas que rebosan rabia y sobre todo actitud, expresando hacia fuera lo que sienten por dentro.
Se marcaron un interesante cover de Guns and Roses, el terminator “You could be mine” tocada con maestría y brío y finalizaron con “Afire”, un cañonazo de tema que fue merecido single de su disco debut, poniendo así broche de oro a una actuación meritoria. Se nota que el brío y las inmensas ganas que ponen Sexplosion en cada concierto unido a unas composiciones hard rockeras que pueden tratarse de tú a tú con las de las grandes bandas americanas van a jugar a favor de los madrileños, y apuesto que con la salida en estas fechas de su segundo disco, que a juzgar por lo escuchado promete y mucho, serán una banda de referencia en el género.
Lizzy Borden se formaron en 1983, al frente del cual está el cantante Gregory Charles Harges (más conocido por Lizzy Borden) y que junto a su hermano el batería Joey Scott Harges conforman los dos únicos miembros fundadores de la banda. Les acompañan en esta gira conmemorativa el guitarrista Ira Black y el bajista Marten Andersson.
Lizzy salió al escenario con una máscara de tres caras y cantó “Master of disguise”, single de su 5º disco en estudio que fue bien celebrado por el personal. Armado con un bate de beisbol amenazaba a la concurrencia al ritmo de los acordes de “Notorius” para acto seguido hacer lo propio con “Roll over and play dead”. Siguieron “Rod of iron” y “Eyes of a stranger” esta vez ataviado como una momia, con la cara ensangrentada y con un cráneo humano en la manos. Siempre digo que Lizzy Borden son los discípulos heavys de Alice Cooper, y al igual que este dan mucha importancia a la escenificación de los temas sacando atrezzo acorde a la temática de las canciones, en definitiva una inmejorable forma simbiótica de música y teatro.
El primer solo de la noche fue el del bajista Marten que fue jaleado de buena gana por los asistentes. Entretanto el bueno de Lizzy se cambiaba entre bastidores dispuesto a interpretar “Tomorrow never comes”, cosa que hizo embutido en una capa con infinidad de agujeros que parecía que había sufrido el envite de miles de polillas glotonas.
Particularmente en una banda que tiene siete discos en su haber prefiero que me ofrezcan temas propios en vez de versiones y es que esa noche hicieron no una, sino dos, sonando así el himno de Rainbow “Long live rock and roll” y por un momento parecía que era el mismísimo Dio el que estaba encima del escenario de Caracol. Los siguientes fueron “Under you sin” y “There will be blood tonight”, y en este último Lizzy sentado al borde del escenario se puso a dar su particular comunión a todo el que lo quisiese y para ello utilizo un recipiente de sangre manchando a todo aquel que se acercaba a rendirle pleitesía. Tras un eufórico solo guitarrero a costa de Ira Black atacaron con el celebérrimo “Me against the world”, su tema más conocido gracias a que formó parte de la banda sonora de la película de culto metalero “Black Roses” y que los fans cantaron hasta la extenuación. Para “American metal” Lizzy se embutió una capa con la consabida bandera americana pero que tuvo la deferencia de coser también unas banderas españolas. Fue otro de los temas más celebrados, aunque la felicidad duro poco ya que tras cantarlo se despidieron del personal que lo recibió como un jarro de agua fría y es que apenas había transcurrido una hora de concierto. Tras un corto espacio de tiempo entre bambalinas salió Joey a marcarse un furioso solo de batería para después, ya con toda la banda encima del escenario, encarar la recta final con “Red rum” en homenaje a la peli El Resplandor y despidiéndose definitivamente con el cover de Steppenwolf “Born to be wild”, tema con el que suelen despedir sus actuaciones.
Un concierto con sensaciones agridulces. La banda le echo ganas, pero en un concierto que no llegó a la hora y media con tres solos y dos versiones se quedaron fuera hits indispensables como “Give ‘em the axe”, y es que todo el mundo esperaba que Lizzy sacara a pasear su hacha de combate, no en vano el nombre le viene de ahí. Yo también esperaba que sacaran a escena a alguna fémina de buen ver como es habitual en sus shows y me quedé con las ganas. El público se mostró un poco frio, eso sí, cuando cantaban lo hacían hasta desgañitarse. En definitiva un concierto muy correcto de la banda aunque demasiado corto, y más siendo una gira conmemorativa.
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