Vita Imana + Morphium - 14/04/23 - Sala Mon (Madrid)
Vita Imana y Morphium: Entre la ciencia del Mosh Pit y los sonidos tribales.
El pasado 14 de abril nos citamos en la madrileña sala Mon para disfrutar de Morphium y Vita Imana en una noche de metal extremo en una capital que acogía varios conciertos importantes aquella tarde, como fue el caso de Jorn Lande a unos metros de allí, en la Copérnico. Sabiendo del poder de convocatoria del noruego, por suerte son géneros muy diferentes entre sí, y un público ansioso no faltó a la cita que nos ocupa.
Los catalanes Morphium, a quienes tuve la suerte de ver junto a Ankor y Somas Cure en enero de 2018, se encargaron de abrir el apetito en una noche repleta de metal extremo, precedidos de la intro de rigor. Tal como ocurrió entonces, emergieron sobre las tablas maquillados demostrando que no sólo se preocupan del aspecto musical. La estética es bajo mi punto de vista, acertada y la atmósfera casa bien con su aspecto visual. Si debo poner alguna pega, esta va dirigida a la iluminación, que se quedó escasa la mayor parte del tiempo, abusando de rojos.
La gente allí presente disfrutó como gorrinos en lodo inundados por una música enérgica, con unas guitarras protagonistas, con mucho cuerpo, una base rítmica omnipresente y una voz siempre entregada, desgañitándose por momentos alternando entre guturales y voces más limpias con personalidad. El estilo de Morphium ha evolucionado a lo largo de los años, a caballo entre el death metal, con pinceladas más melancólicas propias del doom o el gótico, metalcore, thrash, o nu-metal, además de su dosis melódica.
Toda esta amalgama sonora, todo este caos resulta en unos temas cargados de una desbocada agresividad terapéutica, que paradójicamente resulta ser una buena manera de liberar tensiones. Los catalanes, que no pararon quietos en ningún momento alentando a las masas e incluso recomendando al personal allí presente acudir al fisio en varias ocasiones, hicieron gala de un inmejorable estado de forma patente en la química desbordante no sólo entre músicos, sino también con el público.
Los temas escogidos para esta presentación estuvieron basados en su mayoría por su más reciente “The Fall” aunque no faltaron temas de su predecesor “The Blackout.
Después del habitual acondicionamiento de instrumentos y chequeos de micrófonos y comprobar que todo se hallaba en su sitio, aparecieron en escena unos esperadísimos Vita Imana, que tras largo tiempo regresaban a su casa para celebrar, y descargar los temas de su más reciente “VI”, aunque prácticamente todas sus etapas tuvieron cabida, especialmente su segundo trabajo “Uluh”.
Si hay algo que describe a los madrileños es su fiereza, unida a unas letras que abarcan diversos temas, pero que no está carente de crítica cuando se abordan temas de más actualidad. También canciones inspiradas en distintas leyendas o que abordan la mitología. Por lo general gozan de letras interesantes y variadas.
Musicalmente y con el paso de los años han ido puliendo su sonido y añadiéndole al Groove metal que practican diversas capas que aportan personalidad. La voz profunda y gutural de Mero Mero en todo momento se vio bien acompañada de sus compañeros, desde riffs cada vez más elaborados, complejos y densos en las guitarras por parte de David y Diego, con una afinación más grave de lo normal pasando por una base rítmica a la que da gusto ver otorgando, conformada por Pepe al bajo, Daniel a la batería y Miriam a la percusión.
Habitualmente me suelo fijar más en el bajo si no hay teclas de por medio, pero lo realmente contagioso, lo realmente hipnótico de aquella noche fue el desempeño de Daniel y Miriam que dotan de ese toque tribal que dota al sonido de Vita Imana de una atmósfera muy especial y recordó a bandas como Sepultura.
Todo esto, unido a la comunión con un público entregado del primer al último minuto y una química desbordante entre asistentes, seguidores y músicos que no dejaban de moverse a lo largo de un escenario que se les quedó pequeño. Hubo momentos para aliviar tensiones mediante los célebres “Mosh pit” en ambos conciertos… un ritual de lo habitual. Por mi parte quedo pendiente de tanto a Morphium como a Vita Imana en una sala de mayor tamaño y con unas mejores condiciones de iluminación. El sonido fue de menos a más, y por suerte los problemas se solventaron sobre la marcha.
Decir que, pese a no ser mi estilo predilecto - puedes comulgar más o menos con la música que hacen - pero la calidad permanece. El respeto y admiración en bandas que no tocan algo convencional como es el caso va a estar siempre ahí. Se agradece enormemente que haya bandas con un sonido tan trabajado, tan cuidado y que por estos lares pocos llevan a cabo. Grupos como los mismos Morphium, Vita Imana o Ankor entre otros, son referentes en su estilo en nuestro país y día a día siguen creciendo.
Agradecer a organizadores, sala, músicos y asistentes por el trato recibido, así como a Vic Salda de Satan Arise y David Aresté por su confianza.
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