Avalanch - 30 Aniversario (2025)
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Power / Progressive / Heavy Metal
Maldito Records
2025
Temas
CD 1:
1. Juego Cruel
2. Torquemada
3. Pelayo
4. Cambaral
5. Xana
6. Delirios de Grandeza
7. Lucero
8. Niño
9. Alas de Cristal
10. Aún Respiro
CD 2:
1. Pies de Barro
2. Hoy Te He Vuelto a Recordar
3. Otra Vida
4. Mil Motivos
5. Baal
6. Lilith
7. El Peregrino
8. La Flor en el Hielo
9. Horizonte Eterno
10. El Dilema de los Dioses
Formación
Voz: José Pardial
Guitarra: Alberto Rionda
Teclados: Manuel Ramil
Bajo: Nando Campos
Batería: Bjørn Mendizábal
Crítica
Seguir a Avalanch durante tres décadas ha sido algo más que un ejercicio de fidelidad musical; ha sido convivir con una banda en constante mutación, abrazar cada una de sus encarnaciones, y reinterpretar, junto a ella, el significado del metal en español. Lo que empezó como una propuesta potente desde Asturias, con tintes épicos, se ha transformado con los años en una experiencia compleja y muy interesante.
Mi primer contacto con Avalanch fue a través de La llama eterna, un disco que irradiaba energía, epicidad y una atmósfera melódica con mucha personalidad. La voz de Juan Lozano tenía un carácter único, y las composiciones destacaban por su dinamismo, sus letras casi líricas y su capacidad para combinar velocidad y emoción. Aquello no era solo power metal; había un cuidado narrativo y una búsqueda de identidad que se salía de aquello que habíamos escuchado antes en España.
La llegada de Víctor García marcó un antes y un después. Su voz cruda, directa y poderosa, se convirtió en el estandarte de una nueva etapa más consolidada, más heavy en su espíritu y más expansiva en su impacto. Llanto de un héroe no fue solo un disco; fue una declaración de intenciones. Con canciones como Pelayo, Torquemada o Cambaral, Avalanch no solo consolidó su lugar en la escena nacional, sino que también construyó un vínculo emocional con toda una generación de seguidores. Para muchos, era imposible pensar en la banda sin Víctor. Sus conciertos se vivían como acontecimientos y sus temas se escuchaban en bucle. En mi caso, aquello era pura devoción.
El cambio a Ramón Lage fue un terremoto emocional. Lo confieso: al principio no me convencía. Pero bastaron unas pocas escuchas para comprender que estábamos ante una voz con una capacidad extraordinaria. Lage no venía a sustituir a nadie; venía a abrir una nueva etapa, más introspectiva, más técnica, más progresiva. Sus discos, Los poetas han muerto, El hijo pródigo, Muerte y vida, Malefic Time, son, posiblemente, los más ricos en matices de toda la discografía del grupo. Letras que rozan la poesía, estructuras arriesgadas, melodías que te envuelven poco a poco... En esta etapa, Avalanch se volvió menos predecible y más profunda.
Pero como siempre, la estabilidad no es parte del ADN de la banda. Lage también se marchó, y comenzó un nuevo ciclo, marcado por nuevas incorporaciones al micrófono. Isra Ramos dejó una huella con su estilo más lírico y teatral; Jorge Berceo aportó su potencia y su entrega; y ahora, en esta nueva etapa, José Pardial se ha hecho cargo del legado, justo en el momento en que la banda celebra su 30 aniversario. Y lo hace con un proyecto ambicioso: un doble disco recopilatorio que reinterpreta 20 canciones clave de toda su historia. La selección puede discutirse, pero lo interesante no es solo qué temas han elegido, sino cómo los han reinterpretado.
La figura de José Pardial merece una mención especial. Cantar canciones escritas para otros cuatro vocalistas, cada uno con un estilo muy marcado, no es tarea fácil. Y, sin embargo, lo logra. No intenta imitar a nadie, no compite con el recuerdo. Toma los temas, los respeta y los hace suyos. Su voz se adapta con inteligencia a las exigencias de cada canción, y aporta un carácter unificador a un repertorio que, por su naturaleza, es diverso.
En lo musical, hay cambios notables. Los arreglos se han actualizado, algunos solos se han expandido, ciertos elementos han desaparecido, y la producción da una sensación de mayor homogeneidad sonora. Esto tiene su parte buena: cohesiona el álbum. Pero también plantea un reto: quienes llevamos años interiorizando cada disco, cada matiz, cada pausa, notamos las diferencias. A veces más contundentes, otras más sutiles.
Los temas más antiguos, como Juego cruel, Torquemada o Pelayo, han sido reimaginados con un sonido más pulido, más contemporáneo. En algunos casos, esto resta un poco del carácter crudo y directo que tenían en sus versiones originales. En otros, se gana en matices.
La etapa de Ramón Lage está bien representada, y temas como Lucero, Niño, Aún respiro o Pies de barro siguen sonando poderosos, aunque con un color distinto. Pardial aporta lo suyo, y eso se agradece. A destacar Otra vida, cuya versión actual añade melancolía y una atmósfera más etérea que su antecesora.
Las canciones de Malefic Time, como Baal y Lilith, ganan especialmente en su nueva versión en castellano, dándoles un enfoque más accesible para quienes seguimos de cerca la evolución lírica del grupo. Finalmente, las composiciones más recientes, como El peregrino, La flor de hielo, El dilema de los dioses y Horizonte eterno, reflejan bien hacia dónde se dirige Avalanch hoy: una mezcla de potencia, melodía y una intención clara de seguir contando historias con profundidad y épica.
¿Es este disco la mejor puerta de entrada para nuevos oyentes? Quizás no. Pero es un excelente ejercicio de memoria y de reinterpretación para quienes hemos acompañado a Avalanch durante estos 30 años. Nos recuerda que la música, como la vida, cambia, se transforma, y sigue adelante, aunque sus protagonistas varíen.
Quizás el único “pero” que me queda es simbólico: habría sido un gesto precioso invitar a antiguos vocalistas o músicos a participar en este aniversario. Habría reforzado esa sensación de comunidad y de trayectoria compartida. Aun así, lo que han hecho tiene valor. Y mucho.
En definitiva, este recopilatorio no es solo un homenaje al pasado; es una declaración de continuidad. Avalanch sigue aquí, transformándose como siempre, pero fiel a una esencia que atraviesa décadas, cambios y generaciones.
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