Amorphis - Borderland (2025)

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Progressive / Death Metal
Reigning Phoenix Music
2025
Temas
1. The Circle
2. Bones
3. Dancing Shadow
4. Fog To Fog
5. The Strange
6. Tempest
7. Light And Shadow
8. The Lantern
9. Borderland
10. Despair
Formación
Voz: Tomi Joutsen
Guitarra: Esa Holopainen
Guitarra: Tomi Koivusaari
Bajo: Olli-Pekka Laine
Teclados: Santeri Kallio
Batería: Jan Rechberger
Crítica
Hablar de Amorphis es hablar de una de las bandas más influyentes e inclasificables del metal europeo. Desde sus inicios en Helsinki a comienzos de los años noventa, el grupo ha sido un laboratorio de ideas: partieron del death metal más primitivo, bebieron del progresivo setentero, incorporaron elementos del folk finlandés y de la épica nórdica, y con el paso de los años moldearon un estilo propio, tan reconocible como difícil de encasillar. Pocas formaciones pueden presumir de una evolución tan coherente y, al mismo tiempo, tan arriesgada.
Con Borderland, su decimoquinto álbum de estudio, que se dice pronto, Amorphis reafirma su identidad, y reabre el mapa sonoro del metal contemporáneo. Bajo la producción de Jacob Hansen —conocido por su trabajo junto a Volbeat, Arch Enemy o Amaranthe—, el sexteto ha encontrado un equilibrio perfecto entre la contundencia que los vio nacer y la búsqueda melódica que siempre los ha distinguido. El resultado es un disco que se siente actual, fresco y, a la vez, profundamente fiel a la esencia que llevan tres décadas defendiendo.
El álbum despliega un abanico de matices donde conviven riffs demoledores, atmósferas cinematográficas y melodías casi etéreas. “Bones” es quizá la pieza más dura, un auténtico martillo rítmico en el que las teclas de Santeri Kallio sorprenden al asumir un papel de motor compositivo. En el otro extremo, “Dancing Shadow” (cuyo título provisional fue “Disco Tiger”) introduce una dosis de desenfado y modernidad que rompe esquemas, pensada para el headbanging… pero también para la pista de baile.
El single “Light and Shadow” marca la línea más accesible del disco, con un groove contagioso y un enfoque melódico que invita a la escucha repetida. “The Lantern”, en cambio, surge como una joya atmosférica: una pieza que podría firmar un compositor de música de cine, con toques que evocan a Vangelis y un desarrollo emocional potenciado por la voz de Tomi Joutsen, aquí en una de sus mejores interpretaciones. Y, como broche final, “Despair” condensa en dos palabras el ADN de Amorphis: belleza y crudeza, un cierre helado y melancólico que resuena como el eco de un invierno interminable.
Borderland mantiene la poesía y el simbolismo que han caracterizado al grupo desde su alianza con la tradición literaria finlandesa. El tema central —el encuentro entre lo ancestral y lo moderno, la sabiduría olvidada frente al ruido del presente— conecta con una crítica velada a la desconexión del ser humano respecto a la naturaleza. Es un discurso que se alinea con la sensibilidad ecológica y filosófica de nuestro tiempo, y que confirma a Amorphis como una banda capaz de hablar del pasado sin dejar de interpelar al presente.
Musicalmente, el álbum recuerda por momentos a sus clásicos de finales de los noventa, pero filtrados por un oído contemporáneo. Aquí conviven la herencia progresiva de grupos como Jethro Tull o Pink Floyd, la densidad del doom europeo y la energía melódica del metal escandinavo moderno. Esa mezcla, lejos de sonar forzada, se ha convertido en un lenguaje propio: uno en el que Amorphis es tanto heredero de la tradición como referente indiscutible para las nuevas generaciones.
En un panorama saturado de propuestas extremas y de fórmulas repetitivas, Amorphis representa un raro ejemplo de longevidad creativa, algo que celebramos, sin duda. Su capacidad para reinventarse sin perder autenticidad los ha convertido en una institución del metal moderno, no solo en Finlandia, sino en la escena internacional. Con Borderland, demuestran que es posible sonar contemporáneos sin caer en la homogeneización, y que la madurez artística puede ser sinónimo de riesgo y exploración.
El papel de Tomi Joutsen merece mención especial: veinte años después de su incorporación, su versatilidad vocal (capaz de oscilar entre registros limpios de gran expresividad y growls profundos) sigue siendo el arma secreta del grupo. A su alrededor, la química entre los miembros fundadores Esa Holopainen y Tomi Koivusaari, junto con la sección rítmica de Olli-Pekka Laine y Jan Rechberger, mantiene intacta la columna vertebral de la banda.
Borderland es la prueba de que el metal, cuando se cultiva con honestidad y ambición artística, puede seguir ofreciendo obras relevantes más allá de las modas. El álbum condensa todo lo que los hace grandes —melodía, melancolía, peso, poesía— y, al mismo tiempo, abre puertas hacia territorios inexplorados.
Treinta y cinco años después de su debut, Amorphis sigue siendo un faro dentro del metal europeo, capaz de tender puentes entre tradición y futuro. Borderland es, sin duda, uno de esos discos que no solo confirman su legado, sino que lo expanden.
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