Ashes of Destiny

Heavy / Thrash Metal
Autoproducido
2025

Temas

Lost Cries
Children of Darkness
Rescued by an Angel
Flame of Victory
Wild Dream
The Flight for Life
For My King
Demon Tears
Feel the Nightmare
Silence
Night Shadows

Formación

Voz: Bruno Pouliot
Guitarra: Alexis Gaulin
Guitarra: Olivier Vaillancourt
Bajo: Martin Gagné
Batería: Marc Beaulieu

Crítica

La banda canadiense Tales of Destiny tiende a mezclar de gran manera ese sonido del US power metal con fragmentos del thrash de la vieja escuela, una combinación potente y cargada de intensidad. Aunque los oriundos de Quebec se formaron en 1995, fue hasta 2013 cuando lanzaron su primer álbum de estudio, aquel Reign of the Eclipse, pues por alguna razón les costó debutar en la industria del metal. Pero ahora parece que han renacido de las cenizas como el ave Fénix, porque han regresado, después de doce años, con un segundo álbum que lleva por nombre Ashes of Destiny.

De entrada, lo que llama la atención del nuevo trabajo de los canadienses es la explosividad de las guitarras, ya que, al no haber tanto adorno de teclado, suenan más directas y con un fuerte guiño a las bandas clásicas estadounidenses como Riot, Jag Panzer y Vicious Rumors. Su vocalista, Bruno Pouliot, no es especialmente técnico ni estilista, pero canta con garra y potencia natural. Y, obviamente, al ser una banda de heavy/power metal, no faltan esas ráfagas de melodías veloces, voces salvajes y solos de guitarra vertiginosos, al estilo de formaciones americanas más modernas como Judicator o Shadowkiller.

En la primera pista, “Lost Cries”, la melodía a doble guitarra domina sobre una base rítmica potente y cruda, que configura un estribillo power primitivo con tralla y melodía a partes iguales. Sigue con la misma tónica “Children of Darkness”, que representa por sí misma las ideas de Tales of Destiny, con un heavy/power metal oscuro y despiadado que se mantiene en velo con inquietantes y sucios arreglos, destacando por sus riffs agresivos y solos de guitarra guerreros.

El tercer corte, “Rescued by an Angel”, se desarrolla con riffs más pesados que evocan el heavy/speed metal de la vieja escuela. Puro acero pulido en las guitarras de Alexis Gaulin y Olivier Vaillancourt, que recuerdan a los Jag Panzer más salvajes y potentes. Mientras tanto, “Flame of Victory” nos llena de adrenalina y, aunque repite la fórmula de los temas anteriores, propone un punteo power metalero envolvente, con voces agudas y un riff repetitivo pero potente y veloz.

En “Wild Dream” vuelve la fortaleza en los riffs, mientras Bruno Pouliot entona gritos más feroces y coros que aportan melodía al corte. Es una lástima que abuse tanto de los falsetes, porque, de no ser así, esta pieza habría quedado sobresaliente. “The Flight for Life” comienza con una bonita melodía de guitarra para luego liberar los riffs más salvajes y veloces, mientras los coros se unen para aportar un trasfondo más melódico. Tema que revienta los oídos con una batería a doble bombo y la voz enérgica de Bruno.

“For My King” es una pieza que aporta algo más de dinámica, grandes melodías de guitarra y coros épicos. Sin duda, uno de los cortes donde resulta inevitable recordar a los legendarios Manowar. En cuanto a “Demon Tears”, muestra nuevamente guitarras punzantes y brillantes, con un punto más de pesadez y oscuridad que recuerda a los primeros Seven Witches.

La siguiente, “Feel the Nightmare”, propone una transición más rápida y vertical, donde se nota que los canadienses han mejorado muchísimo los arreglos de guitarra respecto a su debut Reign of the Eclipse. La voz de Bruno resulta muy acertada, alternando gritos y tonos melódicos en los coros. “Silence” parece, en principio, una esperada balada, ya que en todo el disco estos canadienses habían ofrecido potencia y velocidad. Pero es solo un espejismo, porque vuelven a mostrar ese fraseo salvaje de heavy/power, que, aunque crudo, logra transmitir múltiples emociones gracias a las guitarras y a la voz ardiente de Bruno Pouliot.

Cierra el álbum “Night Shadows”, guerrillera y adictiva, con arreglos heavy metaleros de antaño que remiten al Thundersteel (1988) de Riot o al Walls of Jericho (1985) de Helloween.

En resumen: sin duda Ashes of Destiny es un disco directo a la vena que me ha gustado bastante por la manera en que los músicos canadienses han sabido explotar ese sonido crudo del heavy/power americano con tintes thrash de la vieja escuela. Todas las piezas proponen un escenario pesado y poderoso, conducido por guitarras aplastantes y dinámicas, pero sin olvidarse de los coros melódicos vitales en el power metal.