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Vendimos nuestras Almas - Grady Hendrix

La sala se llenó por completo, todas las localidades estaban ocupadas y buena parte de los espectadores tuvieron que permanecer de pie. Las luces no menguaron, nadie llevaba cerveza entre las manos y tampoco se oían gritos de euforia. Y es que no se trataba de un concierto: estábamos en la presentación de un libro. Eso sí, un libro Heavy Metal.

Detrás de la mesa del “templo” en la librería Gigamesh nos esperaba un power trío notable: marcando el ritmo de forma contundente y sin baquetas presentaba el acto Karen Madrid, fantástica periodista especializada en fantástico. Como una bajista salvadora remando las notas graves le acompañaba Marta Armengol, traductora del libro al catalán e intérprete que exponía las palabras del autor con una perfección robótica ya la vez escenográfica. Y finalmente la estrella, Grady Hendrix, escritor de terror, un tipo de mirada clara, modesta, amable, que encabezaba el acto como si fuera un frontman sin guitarra pero ejecutando su discurso con la misma pasión.

“Vendimos nuestras almas” vio la primera luz de imprenta en 2018 en EE.UU. de la mano de Quirk Books y la podemos encontrar en catalán (Oscura Editorial) y en castellano (Ediciones Minotauro). El argumento parte de una sed de venganza. Kris, antigua guitarrista de un grupo de Heavy, iniciará un road trip que se le complicará sobremanera. Ella sale en busca de un antiguo compañero de banda, Terry, que veinte años antes les había dejado tirados de una manera extrañamente oscura para convertirse en famoso a nivel mundial. En este viaje Kris se cruzará con varios personajes locos y perdedores (en definitiva, reales), y poco a poco irá descubriendo las entrañas de un submundo paranoico que absorbe almas humanas.

Tal y como definió Karen: es terror palomitero. Totalmente de acuerdo. Es una novela pulp: oscura, pero sin hacernos temblar. Cómoda de leer, pero cargada de suspicacia. No falta nada, horror sobrenatural, personajes creíbles, un punto gore, situaciones cómicas, miseria humana. Y, sobre todo, mucha música: escenas de ensayo en el garaje, descripciones de giras, discusiones típicas entre componentes... y a modo de colofón, un festival final parecido al Woodstock 99. Cada capítulo lleva el título de una canción (Warlock, Venom, Amon Amarth o Emperor entre otros). Son muy destacables la cantidad y la calidad de detalles sobre metal y los guiños divertidos: como las quejas contra el grunge cuando hundió el Heavy de los 80, o la memorable discusión acalorada sobre si el Nu Metal mola o si es una puta mierda.

Sin embargo, en la presentación Grady confesó que nunca había sido un headbanger. Nos dejó helados. Él había querido relacionar el terror con música y por eso había escogido el género. Sobre todo por la implicación underground del mismo movimiento: "la gente en Estados Unidos cree que los metalheads son imbéciles, y no es así". Para crear su historia se rodeó de buena gente melenuda que le abrió las puertas enseñándole bandas y llevándolo a conciertos. Como ya sabéis, en el metal no hay camino de vuelta: ahora Grady no puede imaginar su vida sin escuchar esta música.

Es alentador encontrar, además, personajes femeninos que sean mujeres metaleras tanto músicas como fans, como Kris. No las muestra estereotipadamente empoderadas, sino que las dibuja realistas: mujeres que sienten que nunca las han tratado en serio dentro de este estilo híper masculinizado. Un acierto.
El autor nos explicó que muchas sensaciones de la novela las había palpado de primera mano: él mismo vivió un año en un coche en ruta, creció rodeado de mujeres fuertes, y también se ha topado con personas rarísimas que se creen las teorías de la conspiración. Un buen caldo de cultivo que, mezclado con la música, da como resultado una novela muy auténtica.

Al final del acto y antes de que la larga cola de firmas serpenteara por toda la librería, Grady tuvo unas palabras de agradecimiento: "sigo escribiendo horror porque los lectores de este género lo hacen posible". Un clásico de concierto... aunque algunos músicos no siempre sean conscientes de la importancia que tiene su público.

"Vendimos nuestras almas" es un divertimento bien escrito y bien traducido (he leído la edición en catalán) imprescindible para fans del horror y para metalheads. Merece la pena saborearlo... eso sí, con buena tralla de fondo.