Festa Rock 10 - 13/09/24 - Plaça Eivissa (Bcn)
La Plaça Eivissa, centro neurálgico de Horta, volvió a vibrar este pasado viernes 13 con una de las citas ya clásicas en las fiestas del barrio: la Festa Rock 10. Un evento que año tras año sigue manteniendo viva la llama del rock, en gran parte gracias a figuras clave como Pepe Motor y el Quimet d’Horta, auténticos culpables de que la cita haya llegado a convertirse en lo que es hoy. Además, la asociación RockpelsXuklis no faltó a la cita, con su tradicional carpa solidaria para recaudar fondos en apoyo a AFANOC.
La noche del viernes fue una verdadera cabalgata musical, donde desfilaron Los Eléctricos, Willy & The Poorboys y Blackmore’s Rising, tres bandas que supieron llenar de energía y Rock cada rincón de la plaza.
Los Eléctricos: Un Rock 'N' Roll cercano
La noche empezó fría, con Los Eléctricos intentando romper el hielo con sus temas propios frente a un público disperso y distante. Sin embargo, no se dejaron amedrentar y su valor acabó empujando a la gente hacia el escenario.
Con temas como Ahora (Nueva Dimensión), empezaron a ganar terreno, acompañados de una iluminación azul que daba un toque nostálgico al ambiente. Aunque el sonido no terminaba de cuajar, consiguieron algunos aplausos tímidos del público. Sin embargo, fue con Déjame Entrar, una canción que recordaba a Lenny Kravitz, donde se comenzaron a notar los primeros cabeceos entre la audiencia. Para entonces, el público, aunque escaso, ya estaba entregado y ovacionaba al grupo tras cada tema.
Con En Blanco y Negro, un tema que empieza con un regusto al Rock argentino, pero muta hacia el Desert Rock, Los Eléctricos lograron interactuar más con los asistentes. Especie en Extinción fue el momento más pausado de su set, donde aprovecharon para recordar la causa de RockpelsXuklis. El concierto subió de nivel con Al Revés, donde el público ya coreaba el estribillo, y más aún con En el Bar (Bodega), que recordó a los mejores momentos de Platero y Tú. Las personas ya se comenzaban a apretar contra el escenario y más allá de la multitud, una pareja de señores mayores comenzó a moverse al ritmo del rock and roll, con pasos que evocaban otra era. Fue como si el pasado y el presente se contagiaran de la energía que el grupo finalmente había logrado desatar.
Durante el Clímax del bolo sonaron el último single de la banda: Aléjate de mí,con un Tonito mas Hard Rockero que tuvo muy buena acogida, no puedo parar rápido y vacilón con los miembros serpenteando por el escenario y Especial un tema potente con un estribillo muy cantable que animó al respetable.
El cierre con Naves Espaciales fue la guinda del pastel, un clásico rock and roll que resumía el estilo de la banda y dejó claro que, pese a un comienzo tibio, Los Eléctricos supieron encender la chispa.
no puedo terminar sin hacer mención especial a lla percusión, a cargo de Alfredito, el batería telepático, un extraterrestre que mantuvo el ritmo imperturbable.
Willy & The Poorboys: Un Viaje Sonoro por la América Profunda
subieron al escenario Willy & The Poorboys, Con casi 20 años de historia y los grandes éxitos de la Creedence en el bolsillo, Willy & The Poorboys subieron al escenario con la energía que solo se obtiene tras recorrer muchas millas. En seguida vimos una banda llena de sonrisas, coreografías sutiles, camaradería entre sus componentes.
Arrancaron fuerte con Born on the Bayou, donde la plaza, aún medio adormecida tras el descanso, se sacudió al ritmo de su contagioso groove. La banda demostró su dominio escénico ofreciendo una propuesta clara.
Con Molina, el público ya estaba empezando a moverse, y para cuando sonaron los primeros acordes de Down to the Corner, la Plaça Eivissa se había transformado en una explosión de ritmos tropicales.
En Up Around the Bend con Aleix a la voz, los asistentes saltaron y corearon cada verso de este clásico de Creedence. A medida que avanzaba la noche, el ambiente se iba caldeando, y cuando Suzie Q comenzó a sonar, se respiraba una atmósfera casi lisérgica, conectando directamente con I Put a Spell on You, el concierto adquirió un aire ritual que hipnotizó a la audiencia. La interpretación, cargada de misticismo, hizo que la plaza pareciera moverse al unísono. El ritmo tribal parecía extenderse como una ola invisible, mientras el público seguía el hechizo de los Poorboys.
En contraste, Who’ll Stop the Rain nos devolvió a un estado más melancólico, un tema nostálgico que evocaba loa sensación de caminar descalzos en el pasto mojado, caminando bajo la lluvia suave de una tormenta veraniega. El público, completamente entregado de repente se vio inmerso en Good Golly Miss Molly, una dosis de puro rock 'n' roll clásico, transportando a los asistentes a un baile de instituto. Las sonrisas se extendían por la plaza mientras los más entusiastas no podían resistir la tentación de dejarse llevar por el ritmo frenético y animado.
A continuación, Green River nos llevó nuevamente a los paisajes de la América profunda. Con el público moviéndose al compás como si estuvieran en un bote navegando un río serpenteante. Con Cotton Fields, la banda nos subió a un tren que atravesaba los interminables campos de algodón de Louisiana, mientras el ritmo del country clásico marcaba el compás. Cada acorde resonaba con el traqueteo de una locomotora que nos llevaba más y más lejos.
Cambiamos los trenes por caballos y los acordes de Lookin' Out My Backdoor nos llevaron a cabalgar por prados, mientras la gente sonreía y las palmas acompañaban el galope.
El ambiente se agitó levemente con Bad Moon Rising, un tema que destila la esencia del outlaw, nuestro coche de Nascar cruzaba algún rincón de Appalachia hasta arriba de Moonshine. Con Have You Ever Seen the Rain, la banda bajó nuevamente el ritmo, llevando a los asistentes a refugiarse en una cabaña apartada mientras caía una tormenta veraniega.
al anochecer paró la lluvia y Hey Tonight nos sorprendió, organizando un pequeño guateque improvisado en el prado bajo las estrellas, mientras Travellin’ Band, cantada por Jodie Cash, subía el ritmo y el volumen. El rock and roll, con su carácter más puro, se apoderó de ese prado, que ya casi parecía Woodstock. Por un momento pareció que iban a venir los Charlies a jodernos la fiesta mientras Jodie y Toni Cantaban a Duo Fortunate Song, donde presentaron a la banda. Pero conseguimos embarcar todos a tiempo en un Vapor por el Mississippi mientras sonaba Proud Mary.
De repente, Rockin' All Over the World, culminó el hechizo y nos devolvió de golpe a la realidad, estábamos en la plaça Eivissa de Barcelona. Todo ese viaje solo había pasado en nuestras cabecitas, guiados por esta pedazo de banda que es Willy & The Poorboys.
Blackmore’s Rising: homenaje a uno de los padres fundadores.
Para cerrar la noche, subieron al escenario Blackmore’s Rising, banda tributo que lleva seis años rindiendo homenaje al Hombre de negro y las leyendas del rock Deep Purple y Rainbow. El público, ya bien caldeado tras las actuaciones anteriores, los recibió con entusiasmo, preparados para una dosis de Hard Rock.
Una intro con el tema Deep Purple de Peter de Rose, con su aire Fallout, fue solo el preludio de la tormenta eléctrica que desató Kill The King, con un órgano que rugía, llenando la plaza. mientras el signo del “Malocchio” flotaba en el aire. Aunque el sonido no les hacía plena justicia, la ejecución del tema fue brillante, y el público se dejó llevar por el derroche de adrenalina.
Burn fue el siguiente en la lista, y aquí el sonido mejoró notablemente. La atmósfera se calentaba progresivamente, pero aún no alcanzaba su punto de ebullición. Cuando llegó I Surrender, el público se mostró algo frío a pesar de que la banda hizo una ejecución muy lograda, fué un poco como el Look de Graham Bonnet en Rainbow, ese tema no era lo que la peña había venido a buscar. Pero rápidamente se redimieron con Lost in Hollywood, que trajo de vuelta la energía. Las caderas comenzaron a moverse de nuevo, y la plaza, ya bastante llena, retomó el ritmo.
Uno de los momentos más emocionantes fue sin duda Child in Time. Desde los primeros acordes, se palpaba la expectación en el aire. Los comentarios entre el público giraban en torno a si la banda lograría estar a la altura de este colosal clásico. Y lo estuvieron. La interpretación fue épica. Con cada nota, el público quedaba más absorto, casi sin aliento, atrapado en la mezcla de luz y sonido que transmitía el dolor del ‘hombre ciego’.
Death Alley Driver retomó el ritmo rápido, y con la gente ya en pie, el concierto avanzaba sin descanso. Hush, con su aire hippie de los inicios de Deep Purple, aportó un toque diferente, pero fue con Space Truckin' cuando el público realmente se vino arriba, tarareando a pleno pulmón hasta los solos de guitarra. Una nube de colores magenta y púrpura envolvió la plaza, surcamos las galaxias jaleando a nuestro camión espacial.
La banda dejó que Difficult to Cure, un tema instrumental, tomara el control, con sus pasajes progresivos y neoclásicos. La ovación al finalizar fue ensordecedora, y entonces llegó el momento de otro de los grandes: Highway Star, que arrancó entre guitarrazos, el público, completamente entregado, cantando a pleno pulmón, encendiendo petardos y rejuveneciendo unos cuantos años.
Long Live Rock 'N' Roll arrancó las últimas palmas y gritos del público, seguido por Perfect Strangers, que fue subiendo en intensidad, al igual que la expectación entre los asistentes.
El cierre, como no podía ser de otra manera, fue apoteósico. Con Stargazer que puso en la pista de baile hasta los antediluvianos, que volvieron a creer. Por último sonaron los acordes icónicos que todos esperaban y Smoke on the Water partió la plaza en dos, mientras todos los presentes cantaban al unísono.
Blackmore’s Rising una banda que funcionaba como un reloj y reprodujo de forma fidedigna grabaciones míticas de la historia del Hard Rock, puso el broche de oro a un homenaje a Ritchie en toda regla, haciéndonos el favor de no sacar la Mandolina.
La Festa Rock 10 del viernes fue una celebración completa del rock en el amplio espectro de la palabra, donde cada banda dejó su huella única en el corazón de la Plaça Eivissa. Al final de la velada, las sonrisas y los aplausos aún resonaban, como eco de una noche que quedará en la memoria de todos los que la vivieron. ¡Y aún quedaba un sábado por delante!
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