An Evening With Dream Theater - 17/11/2024 - La Cubierta de Leganés, (Madrid)
Y se cerró el círculo. Después de 15 años, los seguidores españoles estamos de enhorabuena, pues Dream Theater vuelven para celebrar sus 40 años sobre los escenarios. Los neoyorkinos regresan a la Cubierta de Leganés, ahora renovada.
40 years goes by… in the blink of an Eye…
La gira marca también el comienzo de una nueva etapa y con ella, el regreso a los escenarios de su fundador y baterista original, Mike Portnoy, cuyo último concierto en Madrid con DT fue precisamente 15 años atrás en este mismo escenario.
La noche de ayer fue también especial en la historia de la banda, pues se cumple un año del fallecimiento de Charlie Dominici, su segundo vocalista y la persona que puso voz a los temas de su debut “When Dream And Day Unite” y que aportó el temple y experiencia necesarios de unos músicos por entonces jovencísimos pero que ya apuntaban muy alto, con muy buenos mimbres.
Está siendo una gira, a decir verdad llena de aniversarios a nivel personal dentro de la banda. Muy emocional en lo que toca a MP, con su regreso, la reciente pérdida de su hermana Samantha hace 19 días, y los 40 años que se cumplieron desde que perdió a su madre en un accidente aéreo, algo que marca a cualquier hijo y sobre lo que escribió años más tarde en “A Change of Seasons”.
An Evening With Dream Theater:
Una vez más, DT nos presentaban un formato dividido en dos sets, en el que lo ideal hubiera sido encajar canciones de todos los discos y etapas.
Por desgracia encajar temas que por lo general suelen ser complejos y extensos en un setlist de tres horas es una tarea realmente complicada, y se entiende perfectamente ya que en esta ocasión son 16 los discos que deberían tener cabida, mientras que en la gira que quedó inmortalizada como Score,- en la que celebraban sus primeros 20 años de música entre 2005 y 2006 -, fue más sencillo incluir representantes de cada disco editado hasta el momento, dando una especial relevancia a Octavarium, su octavo y último disco por entonces.
De vuelta al presente, conforme se acercaba el momento el público expectante, con una mezcla entre la excitación y cierto nerviosismo por el estado vocal de LaBrie. Cruzamos los dedos porque todo suene como debe sonar y las reformas en la Cubierta hayan surtido efecto en el buen sentido.
La escenografía estuvo oculta por una lona gigante con un artwork que conmemora la gira de 40 aniversario, en el que hay detalles escondidos de todos sus discos. Anoche, viendo el lugar y el momento del concierto aún por comenzar, por un momento volví 15 años atrás a la gira de BC&SL. La atmósfera es familiar cuando se apagaron las luces y los violines de Psicosis anuncian que el concierto está por comenzar en lo que terminaría siendo una noche histórica.
Cayó la lona que dejó al descubierto el montaje. En el centro de un inmenso escenario y ubicados sobre una gran plataforma, el Monster Kit de Portnoy ofrecía una panorámica y una vista privilegiada de la plaza y del público.
A mi izquierda y también sobre la plataforma, se ubica el equipo de Jordan Rudess, a un nivel menos elevado que la batería que preside el escenario. Y ya sin plataforma de por medio, a mi izquierda se sitúa John Myung con sus bajos, a mi derecha John Petrucci y sus guitarras y James LaBrie, en el centro recorriendo el escenario en su totalidad.
Open your eyes, Nicholas:
Con las primeras notas de Metropolis Part 1: The Miracle and the Sleeper el público se volvió loco, en un tema de unos diez minutos de duración que empalmaron con el inicio de Metropolis 2: Scenes From Memory (Overture 1928 + Strange Déjà vu) Tras los primeros 18-20 minutos llegó la primera, -de muchas-, interacción de la banda con el público, presentándonos la temática de la gira y dando la bienvenida de vuelta a la familia a uno de los fundadores de la banda y parte del corazón y la identidad de la misma, Mike Portnoy.
Acto seguido, la noche siguió su curso con “The Mirror” como representante de Awake, disco que cumplió el pasado 8 de octubre 30 añitos. Un tema cargado de fuerza en el que Rudess sacó a relucir su Keytar para dar un paso al frente y compartir protagonismo con Petrucci y Myung en primera línea durante los solos de teclado y sus duelos con la guitarra. La demoledora y reconocible melodía de bajo de Panic Attack daba paso a la primera representante de Octavarium, disco que en unos meses cumplirá 20 añitos.
Muchos de nosotros esperábamos con muchas ganas el regreso de Portnoy y con ello su interpretación de temas de la época de Mike Mangini en la banda. Estos últimos trece años han dado como resultado una buena cantidad de temas de indudable calidad y complejidad, y el primero de estos temas, “Barstool Warrior” es uno de los mejores representantes que Distance Over Time (2019) podría tener y que Portnoy hizo suya respetando la idea original como ya hiciera el propio Mangini con los temas clásicos durante estos años. Respeto y calidad ante todo durante ambas etapas para dos bateristas muy distintos.
Me gustaría apuntar que he disfrutado enormemente de la etapa de Mike Mangini, quien ha aportado mucho, en especial a nivel técnico y que ha tratado con el máximo respeto todo el material previo a sus años en DT. Ha sido y es un caballero. Un baterista con un sentido casi quirúrgico de la interpretación y un auténtico extraterrestre que ha llevado a nuevas cotas una complejidad matemática en DT.
El siguiente disco en conseguir representación en el Setlist sería Falling Into Infinity con una balada de las que tocan la fibra sensible. “Hollow Years” sonó en su versión demo, que añade algún verso más y un solo de guitarra de los que erizan la piel y que rememora la interpretación de esta misma canción hace 20 años en el Budokan, y un más que probable guiño para otra noche que ya es historia de la banda.
“Constant Motion” sería la representante de su Systematic Chaos de 2007 y que fue por entonces uno de sus singles y una de estas canciones más típicas de festivales que de una gira de aniversario. Para mi gusto quizás Systematic Chaos se hubiera visto mejor representada por otra canción, ya que es un disco muy variado, ya que la encargada de cerrar el primer acto sería “As I Am”. Es uno de los mejores temas que dejan patente la influencia de Metallica en la banda, y fue la primera representante de su Train of Thought (Disco que acaba de cumplir 21 años) en lo que llevábamos de noche.
Tras un respiro de 20 minutos, en el que muchos aprovechamos para acercarnos al puesto de Merchandising, de nuevo se apagaron las luces para dar paso al segundo acto de la noche, que comenzaría con una intro y arreglo orquestal haciendo referencia a cada disco de DT desde When Dream And Day Unite hasta el más reciente A View From The Top Of The World para dar paso al futuro Parasomnia, que será publicado el 7 de febrero de 2025 y que conforme pase un tiempo desde su publicación, comenzará a ganar presencia en el Setlist.
Por el momento, tenemos “Night Terror” que en menos de un mes ha alcanzado el estatus de single más exitoso desde “Pull Me Under”. Todo un hito teniendo en cuenta que el corte de Images and Words ha sido su single más exitoso hasta la fecha.
Fue la encargada de dar representación y calmar las ansias por el nuevo material en el que nos encontramos a un JLB al fin más cómodo y consciente de sus limitaciones.
Nuevamente de regreso en la era Mangini, el último tema en tener representación sería “This Is The Life”, un medio tiempo con reminiscencias a Gilmour y Pink Floyd en sus solos, en el que Portnoy hizo un buen trabajo, de nuevo llevándoselo a su estilo.
De vuelta a 1992 con la época más clásica de la banda, “Under A Glass Moon” nos dejó otro de los fragmentos instrumentales más creativos del quinteto de NY y con un JLB adaptando las complejas melodías vocales de hace 32 años a una tesitura más acorde con su rango actual.
Llegamos al ecuador del segundo set para volver a la época de Train of Through con “Vacant” una breve pero sentida pieza que funciona a modo de preludio para la instrumental “Stream of Consciousness”, una pieza que es en sí un viaje mental y emocional. Casi once minutos que condensan en una pieza instrumental que representa muy bien lo que son. Una montaña rusa de emociones, de subidas y bajadas en un tren que ya ha pasado su etapa de adaptación, se le ha hecho el rodaje y da como resultado una máquina bien engrasada, que le falta poco para estar en el punto perfecto.
En su discografía abundan los temas complejos y extensos, de una altísima calidad compositiva, pero una de esas <
Poder escuchar en su totalidad y en directo una composición de semejante envergadura es para mí un sueño cumplido. Son tantos los sentimientos que afloran que todo se hace muy complejo de describir con palabras. Es mucho mejor dejar que la música hable y vaya desatando todo el carrusel de emociones a través de sus diferentes atmósferas, puentes y solos. Toda una experiencia.
Tras un amago de retirada, unos minutos después regresarían a escena para los bises, conformados por tres temas: “Home” y “The Spirit Carries On” supondrían una vuelta a su Metropolis Part 2: Scenes From A Memory en dos temas cargados de significado. El primero por lo que supone la vuelta de Portnoy a la banda de su vida, a su familia musical.
Por otro lado, The Spirit Carries On sigue siendo más especial si cabe tras lo ocurrido en estos 19 días. A nivel personal para la propia banda y en especial para MP, como he indicado más arriba. También para muchos seguidores en Valencia y zonas afectadas por la DANA que posiblemente tenían pendiente una noche como la de ayer. A todos ellos muchísima fuerza y ánimo.
En lo personal siempre ha sido una canción llena de significado y sensibilidad. Y en lo que llevan de gira, tan intensa y llena de emociones, está cobrando un significado aún más especial.
Por último, es siempre bueno ver cómo responden las diferentes generaciones allí presentes al corte que abre Images & Words. “Pull Me Under” es una canción que habrán interpretado miles de veces, pero es una gran forma de cerrar la noche con el que es posiblemente el mayor éxito de su carrera.
There’s no place like Home…
Fue una noche repleta de adrenalina y muy emocional. Por encima de todo está el hecho de celebrar la historia de Dream Theater, pero hacerlo con la formación que más ha definido a la banda a lo largo de los años es algo que muchos de nosotros llevábamos años esperando.
La vuelta de Portnoy que ahora vemos materializada sobre el escenario, se produjo hace poco más de un año y me parece un movimiento natural e inteligente. Portnoy ha aportado siempre un sentido más orgánico y emocional a la banda que le vio nacer como músico.
Con él ha regresado esa musicalidad y esa capacidad de adaptación y protagonismo en el sonido de DT, un sonido repleto de fuerza y quizás menos técnico que el de Mangini, pero con mucho corazón.
Por encima de todo fue emocionante volver a sentir esa química y complicidad sobre el escenario y por extensión al público. En ese aspecto parece que no hayan pasado quince años desde la última vez que tocaron en este mismo lugar.
En el aspecto musical, todos los elementos que definen la música de DT siempre han estado ahí. Desde estructuras no convencionales en sus canciones, los numerosos y complejos recursos técnicos de los que hacen gala es envidiable, así como la capacidad para transmitir emociones que están a flor de piel.
Pero sobre todo la gran cantidad de detalles que hay en su música, lo que la hace compleja de digerir a primera escucha y que habitualmente gana con el tiempo, pues vas descubriendo estos detalles, lo que nunca la hace aburrida en mi opinión. Ahí está la gracia.
Desde que la batería entra en escena, reconocemos quién se encuentra sentado tras el Monster Kit. De nuevo omnipresente, MP nos regala todo un abanico de recursos baterísticos: fills, grooves, polirritmias, pegada… y sobre todo musicalidad. Da a cada tema lo que necesita. Ni más ni menos.
Unísonos, armonías, subidas y bajadas, cambios de ritmo constantes… Una verdadera montaña rusa musical. Es una gozada escucharlos de vuelta con su formación más clásica y reunida.
Cierto es que en ocasiones pecan de estáticos y puede que sean algo sosos por momentos. Sé que no estamos en los 90, y que toda la energía de la que hacían gala entonces, hoy día la ponen en práctica de otra forma.
Sobre las tablas tienes la sensación de ver a una familia reunida, que quiere mirar al presente y al futuro con mucha energía, teniendo en cuenta su pasado. Ahí está la razón de esta gira que como recientemente dijo Portnoy se dividiría en dos partes.
El 40 aniversario por un lado y su nuevo disco más adelante, una vez haya pasado un tiempo para que la gente lo pueda digerir. Todo será recogido en dos directos. En próximas fechas en París y en otra más adelante, aún por determinar.
Las críticas a James LaBrie y el equilibrio entre técnica y emociones:
Si hay alguien que gira tras gira ha estado siempre en el ojo del huracán, ése ha sido sin duda James LaBrie. Mientras sus compañeros acumulan elogios, JLB es criticado y en muchas ocasiones con demasiada dureza. No voy a entrar en esas valoraciones porque me parecen injustas y desproporcionadas. Hay que ser lo más asertivo posible, pero siempre con empatía y respeto.
El desgaste conforme pasa el tiempo es algo natural, pero es especialmente notorio en la voz. Sobre todo, cuando has estado girando por más de treinta años en muchas ocasiones rebasando las tres horas de concierto y con muy poco descanso. Todo esto le ha llevado a forzar la voz más allá de sus límites en ocasiones en las que debería haber descansado para recuperarse (como ocurrió tras la famosa intoxicación alimenticia que le provocó vómitos y abrasó sus cuerdas vocales).
El hecho es que JLB es una parte vital de la historia de DT, y anoche se le vio cada vez más cómodo. Ha mejorado mucho con respecto al inicio de la gira, sentándole mucho mejor el segundo acto que el primero. Comenzar con Metropolis part 1 y tras tres canciones continuar con The Mirror de dos de sus joyas noventeras como son I&W y Awake es harto exigente. Sin embargo, poco a poco se va encontrando más cómodo llevando esos temas a una tesitura en la que pueda defenderse mejor.
Si JLB es la voz de DT y parte de su identidad, un DT sin John Petrucci no sería lo mismo. Es quien carga con la mayor parte de las labores compositivas, - música y letras -, y que, a la hora de interpretar, muestra ese equilibrio entre sensibilidad y complejidad. Además, en los últimos 14 años ha tenido que dar un paso adelante. Todos de hecho, y asumir ciertas tareas que llevaba Portnoy en la banda. Muchas de ellas, extramusicales.
John Myung demuestra que cada silencio es tan importante como cada nota, habla con su instrumento. En ocasiones puede parecer que está completamente mimetizado con la música, pero cuando le toca destacar y ser protagonista, brilla con luz propia.
A lo largo de los años se ha destapado como un gran compositor y letrista en el puñado de temas que cuentan con su firma. Con temáticas existenciales, vitales y misteriosas, pero siempre con un punto de vista optimista, nos dejan entrever un reflejo de su personalidad reservada. Anoche bien nos hizo vibrar en cada tema para deleite de los presentes. Ya sea con armónicos, arpegios o melodías, es un elemento vital en DT, formando la base rítmica con Portnoy.
Mike Portnoy también ha aportado numerosas letras, en su mayoría inspiradas por vivencias personales, que han contribuido a engrandecer el legado de la banda. Se trata de uno de esos bateristas que derrochan personalidad y al que puedes identificar en tan solo unos segundos, si le has escuchado lo suficiente a lo largo de los años. Proyectos no le han faltado, desde luego.
Anoche, en cuestión de segundos se metió a todos en el bolsillo. Está siendo una gira emocional como pocas para todos, pero en especial para él, y continúa con la energía de un veinteañero. Lo más importante es que contagia a sus compañeros. Es muy asiduo a improvisar. No se ciñe a lo que hay escrito en la partitura, lo que le da espontaneidad y naturalidad.
Tiene un carisma y presencia aplastantes y es habitual ver diversas muestras de su sentido del humor, consiguiendo hacer reír a sus compañeros en más de una ocasión. Destaca por el equilibrio que aporta a la banda entre su faceta más técnica y la más creativa y progresiva, con un gran dominio de los cambios de tempo y las estructuras menos convencionales. Además de otorgar perspectiva musical. Intuye que es lo que puede gustar más al público.
En cuanto a Jordan Rudess, qué se puede decir que no se haya dicho ya… Es envidiable y todo un ejemplo. A sus 68 años se mantiene hiperactivo. Siempre tratando de innovar, cacharreando con diferentes gadgets o juguetitos que trata de implementar en estudio y en directo. Anoche pudimos comprobar de primera mano por qué es considerado una leyenda viva de los teclados. Uno de los mejores intérpretes que han visto mis ojos. Técnicamente es superdotado, y goza además de un oído absoluto y una buena capacidad para improvisar, lo que le ayuda a salir de cualquier contratiempo con la mayor naturalidad posible.
Incluso, a nivel sonoro ha mejorado. La gente siempre ha tendido a ser crítica con la paleta de sonidos que utiliza. El hammond, sin ir más lejos, ha mejorado mucho a lo largo de los años. En especial desde 2019, y ha recuperado ese aura orgánica y salvaje. En el aspecto técnico e interpretativo, pude verle comedido en unos momentos, y desatado en aquellos instantes en los que le tocaba lucirse. Inclinando su soporte para que la audiencia pudiese ver cómo sus dedos flotaban sobre un mar de teclas blancas y negras.
También pudimos disfrutar de su Lap Steel Guitar y su Continuum en temas icónicos como Octavarium, y a nivel audiovisual esta gira está yendo un paso más allá. Tiene colocada una pantalla que bordea su soporte, en la que va poniendo distintas visualizaciones, acordes con cada canción. Desde las ondas sonoras que responden a cada pulsación, o el mapeado de sus teclas, que responde en tiempo real a lo que está tocando entre otras muchas configuraciones.
Fue un paso más en una experiencia audiovisual a otro nivel con respecto a otras giras, llevada a cabo por músicos que tratan siempre de innovar y experimentar en un aspecto u otro.
La evolución técnica en su discografía, marcada por dos etapas.
Hay dos momentos si escuchas su discografía en los que hay un salto técnico sobresaliente. El primero es con la entrada de Rudess, en el que los teclados dan un salto con respecto a entregas previas. Kevin Moore aportó originalidad, enfoque y frescura sobre todo a nivel compositivo. A la vista están sus aportaciones con WDADU, I&W y Awake. Derek Sherinian aportó un salto técnico e interpretativo, pero también actitud y un sonido más influenciado por el rock and roll clásico, espectáculo puro en el mejor de los sentidos.
El segundo momento llegó hace 14 años, con la entrada de Mike Mangini a la banda, que supuso un salto en cuanto a complejidad compositiva y técnica a nivel global. Como he indicado más arriba, agradezco todo lo que ha aportado Mangini, que no ha sido poco precisamente. Ha aportado un estilo más preciso y matemático, repleto de detalles a un nivel enfermizo, aunque el sonido de la batería no siempre haya sido el mejor (DT y The Astonishing sin ir más lejos.). Como diría Hugo “Hurley“ Reyes en Lost / Perdidos: “Los números son chungos”.
Cada músico, cada aportación y cada etapa están bien diferenciadas, y fruto de estas sinergias, tenemos la evolución de John Myung y, sobre todo, de Petrucci. Fruto de este trabajo y sinergias tenemos una evolución patente en todos los recursos técnicos que ofrecen (cromatismos, unísonos…) y en la capacidad de improvisación y una química envidiable entre todos, especialmente JR y JP. Pero si hay algo que no ha perdido nunca JP, es la capacidad de emocionar hasta a las piedras.
Una mirada al pasado teniendo bien presente el futuro…
Para ellos es una etapa en la que volver a encontrarse y disfrutar. Siempre hay recursos para que JLB pueda administrar mejor sus esfuerzos y su voz. Desde bajar la tonalidad de las canciones a volver a armonizar de forma que cante en una tesitura más cómoda, sin tener que alterar por ello la idea original de las canciones.
El hecho de que sigan estando vigentes y a tan alto nivel es algo que debemos agradecer y disfrutar. Tan solo nos queda saber valorar cada gira o disco que nos puedan regalar en el futuro.
Como buena banda veterana, DT alcanzó su zénit hace tiempo tanto a nivel creativo / compositivo como en vivo. En directo continúan siendo referentes aún a día de hoy. No obstante, confío en que todos y cada uno vayan encontrando su mejor versión conforme se suceden los conciertos, porque tienen mucho que ofrecer, al nivel que acostumbran.
Es más, conforme ha ido avanzando la gira, he podido ver mucho feedback positivo para cada miembro de la banda, pero en especial para JLB. Hay que tener en cuenta que es el instrumento más expuesto. Al fin y al cabo, DT no necesitan presentación y estoy seguro de que todavía quedan muchos momentos inolvidables en los años que están por llegar.
Disfrutemos mientras podamos de unos músicos que, seguro, han sido fundamentales en nuestra manera de vivir la música. Por mi parte son más que bienvenidos por estas tierras.
Me gustaría terminar esta crónica agradeciendo a todos los implicados en la que sin duda ha sido una noche que recordaré siempre. Desde la propia banda por hacernos vibrar con su música, que tanto significa para muchos de los que nos hemos citado… sin olvidar a todos aquellos que trabajan en la sombra para que todo salga como debe salir. Al público, que hace vivir momentos realmente especiales junto a los músicos.
Agradecer a los compañeros de prensa y foso (en especial a David Aresté, Ángeles, o el tocayo Wesker), la propia Cubierta, a los organizadores Z Live con Andrés a la cabeza, pero muy especialmente a Satan Arise y a Vic Saldá por su trato en lo personal y gestionar todo con la rapidez y profesionalidad que le caracteriza, permitiéndome estar una vez más al pie del cañón.
Tener la posibilidad de cubrir a la banda que más te ha marcado y a la que admiras tanto en una gira tan especial es una responsabilidad enorme, pero también muy satisfactorio y terapéutico. Cuando tienes la suerte de poder aportar tu granito de arena juntando tus dos grandes pasiones como lo son la música y la fotografía y todo fluye de esta manera, hay momentos muy especiales y que se quedan grabados a fuego.
A todos, amigos y conocidos que he podido ver entre el público (Rafa, Silvia, Gory, Pablo y Nacho Arribas de Kharma Code), y a los que no deciros que me hubiera encantado poder intercambiar impresiones y ponernos al día.
Mejores momentos del concierto para un servidor:
• El inicio uniendo Metropolis Parte 1 y 2. La energía que mantuvieron en todo momento.
• The Mirror como representante de Awake.
• Poder escuchar Vacant, Stream u Octavarium en su totalidad, piel de gallina.
• No dejar de lado la era Mangini. Escuchar estos temas interpretados por MP siempre es un aliciente.
• Night Terror encaja como un guante y además muy bien interpretada por todos. Deseando escuchar el resto del disco y poner cada canción en contexto.
• Todos los bises tienen un significado especial, más aún en una gira tan intensa a todos los niveles.
Cosas que me hubiese gustado mejorar.
• Todos tenemos unas preferencias sobre el setlist, pero por ser el aniversario, habría sacado un tema del setlist (Constant Motion por ejemplo) y habría metido “To Live Forever” como homenaje a Dominici. Está siendo una gira llena de efemérides y momentos emotivos.
• La cubierta sigue necesitando mejorar su acústica y sonido, pero dentro de lo que se tiene, se hizo un buen trabajo tratando de solventar los problemas que surgieron con la máxima celeridad.
Thank you for making the magic and keeping the dream alive…
A nivel personal, los 15 minutos de foso pasaron volando. Aun habiendo comenzado con un tema de casi 10 minutos, fue un abrir y cerrar de ojos. En cualquier caso, es una experiencia que guardaré para toda la vida, porque DT son la banda que más me han marcado. Ojalá poder repetir en más ocasiones y mejorar lo presente, aunque también va con la exigencia. La noche de ayer fue un regalo. Un sueño de esos de los que no quieres despertar.
Como DT suelen decir, Gracias por crear la magia y mantener vivo el sueño.
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