Erzsébet + Gorza - 14/02/25 - Sala Upload (Bcn)
Este pasado 14 de febrero, mientras muchas personas celebraban el amor con cenas a la luz de las velas, un grupo de almas oscuras se congregaron en la sala Upload de Barcelona para celebrar un tipo de amor diferente: el black metal. A las 20:00 horas las puertas se abrieron dejando entrar a todos aquellos que hacían cola, ansiosos por abstraerse en las luces tenues, la atmósfera densa y la negrura sonora de Erzsébet y Gorza. Con una asistencia aproximada de 130 personas, la sala se anteponía a cualquier cliché romántico dando lugar a una intimidad cruda y a una velada visceral.
En un lateral de la pista, alguien se ajustaba la chaqueta de cuero. En el otro, alguien sacaba un cráneo lleno de cerveza. Y, en general, las conversaciones se apagaron en cuánto se oyeron las primeras notas provenientes del escenario.
La banda de black metal barcelonesa Erzsébet convirtió el escenario de la sala Upload en un escenario gótico del siglo XVI haciendo honor a la estética de su nombre. Con un setlist compuesto en su mayoría por canciones de su último álbum “Six Hundred and Fifty”, mantuvo una estructura en la que cada tema aportaba un matiz tanto visual como sonoro. El arranque con “Redemption of Evil” estableció el tono con un sonido agresivo, aunque el sonido inicial no estuvo a la altura de su intensidad. El mal ajuste del sonido hizo que no llegara la voz de la frontwoman Erzsébet durante las primeras canciones. Afortunadamente, la calidad sonora mejoró permitiendo que la banda pudiera desplegar todo su potencial y sobre todo esa voz desgarrada acercándose al raw black metal.
El gran momento de la noche y el más llamativo llegó con “The Cage the Torch and Corpses”, inspirada en la leyenda de Erzsébet Báthory. En un giro totalmente teatral, la vocalista encerró a una fan del público en una jaula situada en el centro del escenario. Mientras las letras nos hablaban sobre el horror que vivieron aquellas chicas en manos de Erzsébet, Ngldogma y Angelvs desplegaron un riff envolvente que acentuaba la narrativa siniestra de la canción. El show avanzaba con “Wraith Behind the Mirror” y “Lunar Liturgy” regalando uno de los momentos más esperados: el tradicional derramamiento de sangre sobre las primeras filas, un sello indiscutible del género. La intensidad no decaía a lo largo de la actuación demostrando un gran interés en el sonido atmosférico y pasajes macabros para reforzar la sensación de opulencia decadente.
Más allá de lo musical, la actuación de la frontwoman fue clave para la inmersión total del concierto. Con tres cambios de vestuario, una expresividad magnética y el uso de diferentes elementos de atrezzo como el tocador, la jaula y un libro, se convirtió en el epicentro de la propuesta de la leyenda de la condesa. Muchas chicas del público nos vimos reflejadas en ese misticismo femenino que transgrede y desafía todas las normas impuestas. La banda Erzsébet demuestra que su idea musical va más allá de las notas: es una experiencia inmersiva donde su expresión va de la mano con la teatralidad.
Tras la ornamentada y teatral actuación de Erzsébetébet vinieron los cabeza de cartel Groza que apuestan más por la introspección y la austeridad en escena. Con un black metal melódico, la banda bávara apareció sigilosamente: con los rostros ocultos bajo unos velos negros y emergiendo en el escenario mientras sonaba el primer tema “Soul : Inert”, una canción que, con un ritmo envolvente, sirvió de inicio a la experiencia que estábamos a punto de presenciar. Con la apuesta de mostrarnos su último álbum “Nadir” la banda desplegó un característico equilibrio entre agresividad y melancolía. En “Asbest” y “Elegance of Irony” pudimos escuchar de primera mano como las guitarras, afiladas pero etéreas, construían una melodía envolvente mientras que la batería amenazaba con un pulso implacable. El vocalista y bajista, con una imponente presencia en el centro, destacaba por tocar con sus guantes de cuero negros, un elemento llamativo que para nada entorpeció su ejecución sinó que reforzó la estética del grupo, la cual gracias a su anonimato, se despejaba de los egos consiguiendo que el mensaje de su música trascendiera al oyente. El balance de su música la vimos con las canciones “Equal. Silent. Cold” y con “Dysthymian Dreams”. Por un lado, en la primera vimos los primeros pogos de la noche, amistosos pero que buscaban esa agresividad que se fundía en los riffs. Por otro lado, en “Dysthymian Dreams” el público, que en Erzsébet había mostrado reacciones más explosivas y entusiastas, quedaban totalmente absorbidos: ojos cerrados y ligeros balanceos. Gorza consiguió una total conexión con el público, muy íntima e introspectiva.
Esta tensión aumentaba y descendía a oleadas, quedando todos atrapados en un trance mientras “Homewards” y “Deluge” marcaron momentos catárticos con la voz del frontman crispada y atrayente y con un batería que nos animaba a alzar nuestras manos al ritmo del tema.
Alejados del black metal más crudo, los tempos dinámicos y una dimensión más contemplativa y nihilista marcan su estilo. El cierre lo marcó “Daffodils”: dejando los últimos gritos de desesperanza para el público y un bajo en el suelo.
En resumen, Gorza representa una faceta del black metal donde la brutalidad y la agresividad no se encuentran en la velocidad o en esa distorsión extrema sinó en la capacidad de hipnotizar y crear un trance sonoro que envuelve lentamente al oyente. Y en la noche del 14 de febrero lo lograron con cada alma de la Upload.
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