Salduie + Mind Driller - 03/05/2025 - Sala Upload (Bcn)
Salduie y Mind Driller. La perfecta realización artística del cartel ya dejaba aflorar las dos caras contrapuestas, la del metal industrial con el folk metal más genuinamente nacional. Esto también se pudo ver en el público variopinto. De las gentes de cadenas, cuero y tela negra de rejilla a los vikingos (o celtíberos) que iban con pieles de animales y sus cuernos al aire (incluso hubo algunos que se aventuraron con espadas y laúdes). Fue turno de la ecléctica Sala Upload acoger a este público variado con ganas de pasarlo bien.
Empezaron los alicantinos Mind Driller de forma explosiva, sin presentaciones. El público les dio una perfecta acogida. Este sexteto ya experimentado, mostró su buena compenetración en el escenario, exhibiendo una veteranía que se forjó en 2011. Su dinamitado inicio ya dio a entender que sería un concierto lleno de tralla sin tregua.
En “Armour", los vocalistas V Stone y Daniel N.Q hicieron gala de su compenetración explosiva. Los miembros de la banda se cubrieron con máscaras de cuervo blancas. Cabe decir que las elaboradas vestimentas y la presencia escénica fueron indiscutibles a lo largo de toda su actuación.
“The game”, de su segundo álbum, fue a un ritmo más lento, hasta llegar al momento estelar de la noche con la canción “Psycho”, del álbum Zirkus (2021). La banda pidió al público unas muestras de headbanging y el público respondió moviendo sus cabelleras. Daniel N.Q se puso un consolador de goma y de pronto estábamos presenciado divertidas escenas llenas de lascivia. En un momento la actuación se transformó en una visceral orgía musical.
En “Escape” Dani encarnaría a una marioneta, representando a un títere que intenta escapar sin remedio de sus cuerdas. La puesta en escena de la banda era un espectáculo tanto para los oídos como para la vista. Un Metal industrial que mezcla lo soez, lo bajo y tétrico con la perfecta teatralidad de lo grotesco, siendo una hija legítima de su predecesora alemana, Rammstein. Para aquellos fans de los padres del industrial, vimos en Daniel N.Q el guiño de Till Lindemann.
Con “Happy Hunting”, Dani acabaría sentado en lomos de V con cerveza en mano y en “Ritual” vemos un duelo sin vencedor por el predominio de las cuerdas, entre el bajo y la guitarra. “M4nikí” fue un tema que desencadenó el movimiento de la gente (a pesar del calor asfixiante de la sala), con Dani en lo alto del estrado haciendo de juez. Con “End of the World”, tema potente de su último álbum The Void (2024), se nos pegó a todos la melodía en los oídos y los gritos y el baile en la sala fueron inevitables. Pidieron los saltos del público y toda la sala, Mind Driller incluido, estaban saltando en lo que fue uno de los mejores momentos de la noche. Las máscaras futuristas y la mezcla de letras en alemán, español e inglés iban sucediendo, mientras el batería, Reimon, nos sacudió a todos de manera bestial.
Con “Ich Bin Anders!” se despidieron del público de la ciudad condal, que les hizo justicia en todo momento. El atuendo cambiaba entre canción y canción, en una vorágine de luces y escenografía que nos hacía entrar en una función teatral macabra que nos trasladaba sin descanso de acto en acto. La actuación pasó fugazmente, dejándonos con ganas de más metal industrial. La noche se inauguraría con intensidad dejando un dulce sabor de boca, pero todavía faltaban los cabeza de cartel.
Después de una merecida pausa para recobrar aliento y bebida, irrumpieron los zaragozanos con un público ya predispuesto a caer bajo su embrujo. El set list de Salduie estuvo compuesto ni más ni menos que de 15 canciones, que se nos hicieron cortas.
Empezaron con “Dvatir”, tema que da nombre a su último EP, lanzado en 2025. En “Los fuegos de Belenus" el público ya dio rienda suelta. Siguieron los temas de “Canto de las Madres”, “Caraunios” y “Sertorio”, de la misma intensidad.
Sin embargo, con la canción de “Ambaxtos” se cerraron las luces de la sala. Pidieron al público que los iluminara y todos levantaron sus teléfonos para alumbrar a la banda. Saltos frenéticos entre el público, en el escenario destacó el contraste magistral de la batería con la flauta. El público sabía tan bien la letra como el vocalista, y cuando terminó la canción una marea de aplausos se extendió por la sala.
Llegó el paso de una colaboración especial con Estefania, vocalista de Mind Driller. El domingo 4 de mayo era el Día de la madre, y quisieron hacer una especial mención a las madres y a su papel primordial en el nuevo EP, lleno de colaboraciones con voces femeninas. “Lugnasad” se elevó entonces como un cántico a la feminidad con la perfecta cadencia de Estefanía Aledo.
Con “Imbolc” el público participó haciendo los coros y Diego se vistió de bestia con pieles. En “Carus de Sekaiza" se formó un wall of death: en un lado se situaron los romanos y en otro los celtíberos. Ningún bando fue vencedor, pero como proclamó Nehemías, “No nos vamos a rendir”. Los bailes eran generalizados y el ambiente festivo, desbordante. El público sangraba ese sudor, cantando, bailando y haciendo pogos de forma ininterrumpida. Si Salduie se dejó la piel en el escenario, el público lo hizo también.
En “El agua del Tejo” se creó una atmósfera ritualística: Nehemías le ofrecía agua de un cuenco a Diego, que bebió arrodillado de forma solemne. Después de ese momento envolvente de magia antigua, sonaron los cuernos de guerra. La paz del ritual de agua dio lugar al breakdown y el headbanging del público.
"Numancia” hizo esgrimir los puños en alto del público. Con “Hidromiel”, todos los celtíberos de la sala tuvieron el momento deseado: alzaron sus cuernos cantando ese himno de fiesta pagana. El bajista, Daniel Galbán, se sumó al pogo del público. El público se agachaba y saltaba, frenético en su sed de flautas, gaitas, guitarras y guturales. La fiesta de las bacantes se negaba a abandonar el fervor producido con su música.
Hicieron el galardón de su maestría con instrumentos acústicos, de percusión, cuerda y viento, anudando el folk con el gutural y la energía distorsionada del metal, en una sinergia perfecta de lo ancestral con lo moderno. Y aunque la noche en la Upload ya había terminado, se acabó con las firmas de cuernos y laúdes del público más devoto. Salduie presentó una puesta en escena modesta, sin muchos recursos escénicos: pero cuando los instrumentos se tocan con pasión y disfrutas de tu música tanto como el público, no se necesita de nada más.
Fue una noche del más puro disfrute de la escena nacional, con unos set list prolongados que nos permitieron ver la trayectoria de estas bandas de géneros tan diferentes, pero que deleitaron a todos por igual. ¡Gracias a la organización de Vampire Productions!
Las más leídas:
Suscríbete aquí!