ROCK FEST Día 2 - 27/06/2025 - Can Zam (Bcn)
Noche sureña en Can Zam
Arrancaba la segunda jornada del Rock Fest con entusiasmo renovado, después de haber sudado la camiseta el día anterior. Si el jueves habíamos pasado calor, este viernes prometía un sol abrasador que aplacaríamos con buena música y dosis de diversión. Si la jornada de ayer fue un alarde de furia contemporánea, la de este viernes apostaba por el contraste: vientos de folk, metal festivo, leyendas piratas y espíritus del rock sureño que aún cabalgan el horizonte.
A las 16:00h el Stage Fest abría la tarde a fuego CARRY, quienes defendieron su espacio con dignidad y entrega, aún frente a un público todavía disperso. A continuación, en el Rock Stage, LÈPOKA demostraban que lo suyo va más allá del chascarrillo cervecero: su combinación de folk metal y actitud festiva nos hizo bailar a todos gracias a sus gaitas, flautas y a un vocalista desbocado que no perdonó ni una pausa, por si alguien pensaba reservar fuerzas.
Pero fue ENSIFERUM quien puso seriedad épica al atardecer. Su “sword metal” (como les gusta llamarlo) desplegó un asedio de riffs melódicos, teclados grandilocuentes y coros guerreros que recordaron por qué Finlandia es potencia mundial en este sonido. Mientras tanto, CICLONAUTAS ofrecían en la Rock Tent un concierto sobrio pero poderoso, con esa mezcla entre stoner, rock argentino y actitud directa que tan bien manejan. Lo suyo fue pura pegada sin adornos. A las 19:00, el Rock Stage vibraba con BONFIRE, quienes dieron una clase magistral. Su vocalista, Claudio Nasco (sustituto del histórico Claus Lessmann), supo mantener el tipo con solvencia. Mientras la noche se iba haciendo presente, LA GRIPE Y TÚ (fusión de bandas como LA GRIPE con miembros de PLATERO Y TÚ), nos trajo una hora cargada de riffs callejeros, actitud chulesca y homenajes constantes al rock nacional más tabernario.
El relevo elegante lo tomó en la carpa DEBORAH BONHAM, quien trajo finura y sutileza con su blues-rock, con ecos familiares —inevitables cuando tu apellido pesa como el plomo—. Emocionó por su autenticidad y por una voz que parece invocar directamente al Mississippi.
Pero el reloj marcaba ya la hora de los cañones: THE HELLACOPTERS salieron como una descarga de adrenalina pura. Su fórmula sigue funcionando como un reloj sueco en llamas: garaje, punk, hard rock y actitud. Y entonces llegó RUNNING WILD, el gran gancho de esta edición, que ya fue anunciado en la pasada. Con el crepúsculo bañando de rojo, Rolf Kasparek —"Rock'n'Rolf" para los devotos— apareció con su chaleco de cuero, como si no hubiera pasado un solo año desde que el Jolly Roger ondeara por primera vez en 1987. El set fue una auténtica descarga de nostalgia y eficacia: “Riding the Storm” levantó un oleaje de cabezas moviéndose al unísono o “Under Jolly Roger” que hizo corear hasta al personal de seguridad. Un concierto que fue puro heavy metal de alta mar. No hay espectáculo, ni pirotecnia, ni pantallas que compensen la autenticidad de una banda que sabe que el riff lo es todo. Fue, sin duda, uno de los momentos cumbre del festival.
A la misma hora, PÓLVORA encendía la Rock Tent con un show bien calibrado de rock urbano con tintes setenteros. Sonaron crudos, intensos y con el suficiente descaro como para destacar entre gigantes. Pero todos sabíamos que el final de jornada lo marcaba un nombre con letras de fuego: LYNYRD SKYNYRD.
Los de Jacksonville, pese a no contar ya con ninguno de los miembros fundadores vivos, demostró por qué su legado sigue siendo inquebrantable. Con Johnny Van Zant al frente (hermano de Ronnie, el mítico vocalista original), la banda desplegó un concierto que no fue solo música, sino historia viva. “What’s Your Name”, “That Smell” y “Saturday Night Special” sonaron con una fuerza que hizo vibrar hasta a quienes habían venido a esta edición por el metal extremo. El clímax, por supuesto, llegó con “Sweet Home Alabama” y una “Free Bird” de casi 12 minutos, que convirtió Can Zam en una ceremonia pagana de guitarras dobles, solos interminables y emoción a flor de piel.
Y cuando parecía que todo estaba dicho, EL RENO RENARDO tomó la carpa para demostrar que el humor también puede arrasar escenarios. Parodias, riffs de verdad y un público que coreaba cada letra absurda como si fueran himnos. Y luego, cómo no, Party Hard DJs, con su habitual barrido de clásicos rockeros, que convirtió la madrugada en una fiesta sin freno para los que aún tenían energía.
A puntito de caramelo para comenzar la tercera jornada de este pedazo de festival tan nuestro.
Las más leídas:
Suscríbete aquí!