ROCK FEST Día 4 - 29/06/2025 - Can Zam (Bcn)
Los últimos rugidos del Ruock En Ruoll.
El cuarto y último día del Rock Fest Barcelona 2025 fue, a mi modo de ver, un canto final, un desfile de titanes, de leyendas del heavy metal. Sesentas, cincuentas y cuarentas aniversarios. ¿Está dando sus últimas bocanadas nuestro género? ¿Tenemos Ruock En Ruoll de geriátrico? En fin… ¡Vamos al lío!
A las 15:00 en punto, GRAVE DIGGER abría el día con puntualidad germánica. Los alemanes, pilares del power metal más correoso, dejaron claro que no importa la hora si hay voluntad de arrasar. Chris Boltendahl sigue siendo un frontman carismático. Fue un inicio ardiente para un domingo que prometía guerra. A continuación, DARK TRANQUILLITY convertía el Fest Stage en un vórtice de melancolía melódica y furia escandinava. Los suecos, veteranos del death metal melódico de Göteborg, ofrecieron una actuación compacta, técnica y emocional. Mikael Stanne, siempre cálido y comunicativo, alternó entre guturales feroces y líneas limpias cargadas de desesperación. A su vez, en la Rock Tent, LUJURIA desplegaba todo su arsenal de heavy metal clásico y lírica lasciva. Óscar Sancho, con su verborrea castiza, apeló a los fans del rock español de toda la vida, mezclando sexo, crítica social y reivindicación libertaria.
El calor nos estaba castigando como nunca. Can Zam parecía las mismas entrañas del infierno. Y de este abismo, salían PHIL CAMBELL AND THE BASTARD SONS, quienes tomaron el Rock Stage con una mezcla de orgullo motörheadiano y espíritu demoledor. El guitarrista galés, leyenda viva de MOTÖRHEAD, es ahora el patriarca de un clan sonoro que incluye a sus tres hijos. La banda sonó sólida, fresca, y no faltaron los homenajes: “Born to Raise Hell”, “Damage Case” y, por supuesto, “Ace of Spades”, que levantó una ovación en honor al eterno Lemmy. Phil, sobrio y sereno, dejó que la música hablara, y lo hizo con contundencia. A continuación, uno de los platos fuertes del festival, DORO PESCH. A sus 60 años, la alemana sigue rugiendo como en los días de WARLOCK. Vestida con cuero, tachuelas y una sonrisa permanente, repasó clásicos como “All We Are” o “Für Immer”, demostrando por qué es la Reina del Heavy Metal. De mientras, ERASO!, en la Rock Tent, traían su contundente mezcla de metal alternativo y rock duro cantado en euskera.
A las 19:20, otra banda que había creado expectativa, STRYPER: hard rock de alto octanaje con mensaje cristiano. Comenzaba el concierto con ciertos problemas técnicos, aunque Michael Sweet, con su voz intacta y sus solos cortantes, dirigió un set poderoso y limpio. Temas como “To Hell with the Devil” o “Soldiers Under Command” mostraron a una banda que sigue sonando como un rayo de luz en un cielo tempestuoso. Más allá del credo, su entrega fue incuestionable.
Casi en paralelo, ALESTORM inflaba sus patitos y desembarcaba en el Fest Stage como un grupo de bucaneros borrachos. Con letras absurdas, riffs festivos y teclados de videojuego de los 90, convirtieron su concierto en una fiesta sin complejos. Mientras, KOMA regresaban a Can Zam por todo lo alto en el Rock Tent.
Y, finalmente, a las 21:30 llegó el que para muchos era ‘el concierto’ del día e, incluso, del festival: JUDAS PRIEST. Estas leyendas absolutas del heavy metal británico, con Rob Halford como sumo sacerdote de la distorsión, dieron una clase magistral de cómo se gobierna una escena. Con un setlist plagado de himnos, desde “Electric Eye” hasta “Painkiller”, pasando por “Hell Bent for Leather” o “Breaking the Law”, los de Birmingham ofrecieron un recital imponente. Aun así, para ser un festival me pareció que tocaron demasiadas canciones del último álbum, que, pese a ser un disco grandioso, no era lo que veníamos a ver. Con todo, Halford, a sus 73 años, sigue sacando agudos como quien lanza cuchillos, y el tándem de guitarras de Richie Faulkner y Andy Sneap funciona como una apisonadora. Y tras ellos, un cierre por todo lo alto con SCORPIONS.
Los alemanes arrancaban el show con una producción brillante, luces espectaculares y el inconfundible tono de Klaus Meine, que aún aguanta, acariciando el aire. El repertorio fue una sucesión de clásicos atemporales: “Big City Nights”, “The Zoo”, “Send Me an Angel”, “Still Loving You” y, cómo no, “Rock You Like a Hurricane”. Rudolf Schenker y Matthias Jabs demostraron que los solos melódicos siguen teniendo un lugar de honor en el hard rock. Y sí, Can Zam se rindió a sus pies.
La madrugada, para los más atrevidos, trajo aún una dosis final de decibelios con T.N.T en la carpa: el tributo a AC/DC puso a bailar incluso a los muertos. Y cómo no, para terminar los incansables Party Hard DJs, que, como cada noche, estiraron la música hasta que las criaturas de la noche debían de volver a sus ataúdes.
El domingo cerraba un IX edición del Rock Fest, una edición, a mi gusto, demasiado larga, con poca oferta en restauración y poco merchan no oficial (en comparación con otros años).
Con grandes bandas, eso sí. Pero con bandas que creo ya están dando los últimos rugidos… ¡A ver qué se viene el año que viene! Por ahora, tenemos confirmados a HELLOWEEN. ¿Quién da más?
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