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Tim Ripper Owens + Viejas Secuelas - 8/10/2025 - Revi Live (Madrid)

Una breve introducción:
Tim “Ripper” Owens, la voz y la persona que en los 90 y primeros 2000 fue la escogida por Glenn Tipton, KK Downing, Ian Hill y Scott Travis para ocupar el lugar de Rob Halford durante el periodo en que éste se dedicó a otros proyectos y su carrera en solitario (Fight, Two, Halford), entre 1992 y 2003.
A decir verdad, no fue hasta 1996, -tras un descanso de cuatro años-, cuando los británicos reclutaron a Tim “Ripper” Owens como nuevo vocalista, dando inicio a una etapa en la que las bandas más clásicas como Priest o Maiden trataban de encajar en unos años convulsos en los que dejaron de llenar estadios y regresaron a las salas.
Una época en la que las bandas trataban de modernizarse con influencias más marcadas por nuevos estilos y sonidos más oscuros y agresivos, y sobre todo menos melódicos y teatrales.
Todo esto no influiría únicamente en la música, sino en las letras también. En el caso de Priest todo vino acompañado de un cambio de imagen, con nuevo logo, pero acentuó las diferencias con la época clásica de la banda.
La etapa que abarcó los álbumes “Jugulator” y “Demolition” además de otros dos directos, pese a ser relativamente breve, nos dejó un puñado de temas que merecen reconocimiento y que tuvieron una buena presencia en el setlist de la noche del miércoles, frente a un público ávido de revivir una etapa que, si bien poco tiene que ver con el sonido más clásico de la banda, no está exento de calidad y sin duda merece más reconocimiento.
La del pasado miércoles fue una tarde para recordar el legado de un grandísimo vocalista que, de la noche a la mañana fue parte de uno de los sueños más inverosímiles y locos: el de calzarse las botas de uno de sus ídolos.
La parada por la capital española del cantante originario de Akron (Ohio), forma parte de una extensa gira que lo ha tenido girando por territorio patrio desde el 26 de Septiembre y que ha llevado parte de su trayectoria musical por numerosas ciudades de nuestro país hasta el sábado 11 de octubre, acompañado de músicos nacionales como son José Pineda (Sphinx, Pulsa Denura) y Miguel Salvatierra (Pulsa Denura) a las guitarras, Rafael Vázquez (Pulsa Denura) al bajo y Fran Santamaría (Overdry, Mind the Zep) tras los parches.
“Viejas Secuelas, miel sobre hojuelas”:
Para ir abriendo el apetito, se ha contado en cada ciudad con una banda local diferente. En el caso de Madrid, han sido los fuenlabreños Viejas Secuelas los encargados de inaugurar la velada.
Las ocasiones las pintan calvas, dicen, y los viejas recogieron el guante con gusto, más aún tratándose de un referente musical en todos los sentidos: humildad, capacidad de disfrutar, versatilidad, técnica y esfuerzo.
David Mora (voz), Jorge Carrasco y David Angulo a las guitarras, Manuel Robledo al bajo y Manuel Flores a la batería tuvieron la oportunidad de ir presentando más temas de lo que será su segundo disco de estudio, que, aunque todavía no esté en el mercado está muy avanzado. Quedarían lo que son los últimos detalles, pulir un poco el envoltorio… pero los temas están ya compuestos y bien marcados. Como muestra la ya conocida “Apocalipsis Final” con la que finalizaron o el debut de temas como “Pesadilla” “Hijos del mar” y “Frenético”. Otros tantos temas del setlist forman parte de su debut “Camino al infierno”, como el homónimo “Viejas Secuelas”, “Voluntad de Hierro”, “Mujer Fatal”, “Inmortal” o “Perseguido”.
En el ámbito musical como ya he dicho en otras ocasiones beben mucho del metal más clásico de la “NWOBHM”, del Speed Metal y del Trash primigenio (De ahí que Judas y Ripper entre otros sean referentes en lo internacional, junto a la actitud combativa, reivindicativa y festiva de pilares del heavy metal patrio como lo son Obús, Barón Rojo y Ángeles del Infierno. Sus letras, en consonancia con su música tratan de concienciar, de despertar al oyente transmitiendo fuerza, intensidad y mucha energía. Emociones fuertes, a fin de cuentas, de mano de la complicidad habitual, ya sea entre compañeros o con el público, a quien David Mora y David Angulo alentaban de tanto en cuanto.
Supieron aprovechar de la mejor manera el tiempo en que estuvieron sobre el escenario, tocando de manera sobria y siendo conscientes de la dificultad que entraña abrir para otras bandas. Por suerte el público respondió a la altura de las expectativas. Un público que poco a poco fue colmando la sala hasta conseguir una gran entrada para tratarse de un miércoles por la noche. Aprovecharon también la oportunidad a nivel sonoro, cuyo técnico siempre cumple con buena nota y esta vez no iba a ser menos, hallándose particularmente inspirado.
Tras el trajín habitual que conlleva el cambio de bandas y los minutos previos de preparación para los cabezas de cartel, todo comenzó según lo estipulado en el horario, lo que es de agradecer en una velada semanal.
El legado del Destripador y del Sacerdote:
Llegó el momento que todos los asistentes estábamos esperando. El momento para celebrar el legado de Tim “Ripper” Owens, quien demostró que, pese al tiempo transcurrido, - 29 años desde el anuncio que le cambiara la vida -, no ha perdido un ápice de la fuerza y personalidad que destila su voz.
A sus 58 años recién cumplidos tiene una mayor conciencia y control sobre su voz. Sabe de sus limitaciones y se puede gestionar mejor. Literalmente, la voz de la experiencia.
Sentó cátedra y demostró que todas las características que le han acompañado a lo largo de su trayectoria musical siguen vigentes: una voz camaleónica dentro del metal, que le hace adaptarse a diferentes estilos con un timbre muy personal, con gran control entre los registros más graves y más agudos. Tal y como demostró años atrás y volvió a demostrar al cantar varios de los clásicos del grupo que le lanzó a la fama internacional de la noche a la mañana.
Temas que resonaron en la Revi como “The Ripper”, - apodo que tomó de la canción desde sus años en una banda tributo a Priest y que casa con su estilo vocal a la perfección -, “Beyond The Realms of Death”, “The Hellion / Electric Eye”, la festiva “Living After Midnight” o la cover “The Green Manalishi (With the Two Prong Crown)” de Fleetwood Mac que durante tantos años han interpretado Judas.
Hubo momentos de recuerdo y reconocimiento a otros pilares del género como son Black Sabbath con “Children Of The Grave”, con la pérdida de Ozzy que todavía resulta reciente. También la mítica Wrathchild de Iron Maiden sonó, en homenaje a Paul Di’Anno, del que dentro de poco se cumplirá el primer aniversario de su partida. El mismo Ripper rememoró vivencias y por lo general estuvo muy atento y comunicativo, tanto con el público asistente como con sus compañeros de banda, demostrando complicidad y la química sobre el escenario, además de las tablas que ha adquirido con el paso de los años.
Podemos hablar del respeto con el que canta las canciones de Judas Priest aportando su estilo propio, pero también rindiendo homenaje a una época obviada y casi denostada, pero que sin duda merece un mayor reconocimiento. Pudimos disfrutar de temas como “Burn in Hell”, el que más conecta con Painkiller por ejemplo en el ámbito musical y de los que más gustaron; “Blood Stained” o “Jugulator”, con la que comenzó el concierto y que fue un punto de inflexión en esta nueva etapa, marcada por una mayor distorsión, agresividad y una afinación más grave en las guitarras en detrimento de los solos más melódicos que hasta ese momento hicieron famosos a los británicos.
La melodía no desaparece, pero otros elementos ganan importancia, - como la base rítmica, en especial la batería-, y una mayor presencia, quedando relegada a un segundo plano. Todo ello junto a un sonido más moderno influenciado principalmente por Pantera.
Del último disco con Priest, Ripper rescató “Hel is Home” y “One on One”, en un disco que sigue la estela de Jugulator y lo lleva un paso más allá al verse notablemente influenciado por el nu metal.
Intercalando temas y épocas también hubo un breve recuerdo para su etapa en Iced Earth, donde permaneció desde 2003 hasta 2007, rescatando “When The Eagle Cries” del conceptual “The Glorious Burden” de 2004, una de las pocas baladas de la noche.
También se rescataron un par de temas de su etapa más reciente con KK’s Priest, el proyecto de KK Downing y que bebe como es normal del sonido de Judas Priest además de su estilo propio. Al fin y al cabo, Downing ayudó a moldear el sonido de una banda a la que dedicó gran parte de su vida. “One More Shot at Glory”, cuyo título me hace recordar el grandísimo tema que cierra el Painkiller, además de “Hellfire Thunderbolt” en cuyos riffs rítmicos encuentro reminiscencias a “Hellrider” del Angel of Retribution.
Puede ser intencionado o no, pero es un curioso guiño. También la voz de Ripper y las canciones en sí suenan reconocibles, con un estilo clásico y más cercano a lo que la gente hubiera podido esperar de Judas cuando hace 28 años regresaron de su descanso con Jugulator.
Un cantante necesita de sus músicos, y en este caso tanto la base rítmica conformada por Rafael Vázquez al bajo y el baterista Fran Santamaría sonó como una máquina bien engrasada y contundente. José Pineda y Miguel Salvatierra hicieron un gran trabajo a las seis cuerdas, intercalando solos y repartiéndose esos riffs tan representativos, ya sean solos o rítmicas consiguieron llevar a cabo un concierto muy dinámico que se pasó en un suspiro.
Cada uno tuvo sus momentos destacados, su dosis de protagonismo, en especial José Pineda y Fran Santamaría, quienes contaron cada uno con un solo improvisado además de los propios temas. Las guitarras brillaron más en temas más clásicos y representativos de la era más clásica, como he indicado más arriba. Rindieron honores con el mayor respeto a dos leyendas de las seis cuerdas como son Tipton y Downing.
Por otra parte, la sección rítmica ganó especial protagonismo en la “era Ripper”, además de las versiones de “Wrathchild” y “Children of the Grave”, - ambas con una base rítmica hipnótica y poderosa con ese Groove tan representativo -, sin olvidar las guitarras con una afinación más baja, lo que las confiere de una densidad y pesadez al sonido tan peculiar y característico.
En lo personal, sin ánimo de enfrentar, contradecir a nadie ni enemistar, pues el legado de Judas Priest y de cada uno de sus músicos está fuera de toda duda. Es uno de mis grupos favoritos y me encanta el trabajo de Halford, que quede claro, pero no me parece bien haber ignorado estos años desde que la reunión con Rob tuvo lugar en 2003 hasta el presente, aunque han quedado remanentes de aquellos años en temas como “Demonizer” del Angel Of Retribution (2005).
Aún así, es decisión de la banda, y es completamente respetable, aunque hubiera estado curioso escuchar los diferentes matices entre uno y otro vocalista por el simple placer de hacerlo. Es algo que siempre me ha gustado. Cada uno tiene cosas que aportar y lo digo con la mejor de las intenciones.
Así pues, fue una noche para revivir y homenajear el legado del vocalista americano. Me llevo un gran recuerdo del concierto, de unos músicos entregados, humildes y agradecidos. Ripper recalcó en varias ocasiones durante el concierto sus buenas experiencias en España, y estamos encantados de contribuir a ello. Como curiosidad, decir que su historia con Judas Priest ha sido inspiración para películas como Rock Star de 2001, protagonizada por Mark Wahlberg y Jennifer Aniston y en la que podemos ver también a Zakk Wylde.
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