KADAVAR + SLOMOSA + O.R.B. - 17/10/25 - Sala Salamandra (L'Hospitalet (Bcn))

Dice el refrán que la calma llega tras la tempestad. Aunque, no sabría qué deciros. El pasado viernes 17 de octubre, cayó la de Cristo en la ciudad condal y sus aledaños. Pero, no llegó la calma tras la tormenta, sino todo lo contrario.
Y este nuevo vendaval, lo organizaba ORB, quienes salían a escena como si fueran una aparición sacada de la psicodelia de los años 70.
Los australianos abrieron la tarde con pocas pretensiones: les tocaba la tarea más difícil, calentar los motores del personal y comenzar con el ritual sónico que nos esperaba.
Con su groove pesado, con reminiscencias a Jimmy Hendrix, encararon este inicio con canciones como “Can’t Do That”, “Migration” o “Mind Over Matter”, envolviéndonos en piezas esencialmente instrumentales, donde la voz era una simple guía para el viajero que allí se encontraba.
Un viajero que esperaba algo más de acción.
SLOMOSA no iban a proporcionar esa acción. Si ORGANIC ROCK BAND nos daban una suave sacudida, los noruegos nos zarandeaban a base de bien con su “tundra rock”.
El cambio fue abismal. El primer tema sonó como un puto cañonazo, dándonos a entender que estábamos en un campo de batalla y que la guerra justo había comenzado.
Como decía, “Cabin Fever” era el inicio de una locura de pogos, círculos, saltos desde el escenario y demás desenfreno. Marie Moe (bajista) estaba mandando en el escenario como ella solo sabe hacerlo, mientras que Ben Berdous se dedicaba a acelerar el pulso del concierto cuando a él le iba en gana: “Ayer estuvimos en Madrid. ¿No vais a hacerlo mejor que en Madrid?”.

La banda fue desgranando temazos de su discografía como “Rice”, “In My Mind Desert” o himnos como “Monomann” y “Kevin”. La verdad es que SLOMOSA fueron compactos en su breve actuación, demostrando quiénes son y por qué están donde están tras sus ocho años de vida como formación.
Tras este tormentón acústico, le tocaba el turno a KADAVAR, los cabeza de cartel de este mini festival de Psych Stoner Rock. Los alemanes tenían muy claro que esto que estábamos presenciando no era otra cosa que un ritual ocultista. Y así se nos presentó desde un buen inicio, con los teclados del segundo guitarra Jascha Kreft y la manera de ejercer de predicador de Christoph “Lupus” Lindemann, quien iba recitando las canciones como si de versos satánicos se tratara.

A esto, se sumaba la dupla rítmica con Simon “Dragon” Bouteloup al bajo, quien nos hipnotizaba con sus movimientos continuos, y Christoph “Tiger” Bartelt, que aporreaba la batería como si de las mismísimas puertas del infierno se tratara. La imagen de KADAVAR es impresionante.
Tan solo con las luces del escenario, su propia puesta en escena y el porte de estos cuatro músicos basta para llenar el escenario. La banda comenzó con “Lies”, haciendo que se desatara, de nuevo, la tempestad. Volvían los pogos, un poco más tímidos que con SLOMOSA, pero el personal iba calentándose.

El repertorio fue un equilibrio perfecto entre pesadez y psicodelia. “Black Sun” y “Living in Your Head” cimentaron la atmósfera, mientras que “I Just Want to Be a Sound” y “Lord of the Sky” intensificaron la comunión con el público, que, como os decía, ya se había calentado y volvía a la carga, de forma salvaje.
Los momentos álgidos llegaron con “Die Baby Die” y “Total Annihilation”, donde el fuzz y la energía analógica del cuarteto hicieron que la sala vibrara como un ritual eléctrico. Cerraron con “Come Back Life” y “All Our Thoughts”, dejando una estela de humo y un público exhausto pero extasiado.
En definitiva, la noche en Salamandra fue un testimonio del poder del rock clásico, un ritual que combinó misticismo, fuzz y precisión instrumental, consolidando a KADAVAR como una de las bandas más sólidas del retro-psych europeo.
La combinación con SLOMOSA y ORB fue perfecta, yendo de menos a más, con el rock psicodélico de los setenta como ‘tour de force’. Todos los que abarrotamos la sala Salamandra el pasado viernes salimos satisfechos y con ganas de más.
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