Fleshgod Apocalypse - King (2016)
Symphonic / Technical Death Metal
Nuclear Blast
2016
Temas
CD 1 & 2
1. Marche royale 1:58
2. In aeternum 5:26
3. Healing Through War 4:43
4. The Fool 4:06
5. Cold as Perfection 6:31
6. Mitra 3:49
7. Paramour (Die Leidenschaft bringt Leiden) 3:43
8. And the Vulture Beholds 5:13
9. Gravity 5:12
10. A Million Deaths 5:27
11. Syphilis 7:22
12. King 3:59
Formación
Guitarra y coros: Cristiano Trionfera
Bajo y voces limpias: Paolo Rossi
Batería, guitarra y coros: Francesco Paoli
Voces y guitarra: Tommaso Riccardi
Piano, orquestaciones y arreglos de cuerda: Francesco Ferrini
Crítica
El horror; el horror que nace de lo profundo de este mundo decadente; el sonido atronador de los tambores que marcan el paso del noble rey que todos llevamos dentro, a medida que se adentra en su corte plagada de oscuros consejeros y antagonistas. Así se abre ‘King’, el nuevo y colosal trabajo de los italianos Fleshgod Apocalypse, que han conseguido una vez más hacer historia.
El álbum se presenta en dos CD’s: el trabajo completo en el primer disco y la parte orquestal, independiente, en el segundo. Esto es algo inédito para una banda de Death Metal. Grupos como Dimmu Borgir han hecho de la orquesta un componente importante de su sonido, condicionando toda la composición incluso. Consideramos que Fleshgod han ido un paso más allá. En la producción han contado con el joven ingeniero Jens Bogren, auténtico gurú sonoro del metal actual si nos remitimos a su impresionante currículum (Soilwork, Opeth, Katatonia, Symphony X, Devin Townsend, Haken, Kreator, Moonspell y un largo etcétera).
Las letras adoptan el tono cruento y desgarrado que cabe esperar en este género, si bien están cargadas de símbolos y siguen una lógica conceptual. El rey es descrito como una suerte de déspota ilustrado (In Aeternum), ser de luz que reúne todas las virtudes de los hombres a los que guía, y que es arrastrado a la realidad de un mundo en crisis, de valores corruptos y caciques poderosos que pretenden exprimir hasta la última gota de sangre de su pueblo. Estos poderes antagonistas construyen su autoridad con el uso desmedido de la violencia y, por encima de todo, del miedo basado en la desinformación y la difamación. Pensamos inmediatamente en Goebbels y en la Alemania nazi, y vemos la sombra del genocidio en el tema A Million Deaths.
Son muchos los ejemplos de nuestra historia reciente en la que esta descripción conceptual cobra una fuerza estremecedora. En estos momentos, en 2016, la extrema derecha comienza un nuevo ascenso en países como Francia, Austria y Alemania, que ya hace que muchos europeos sintamos manos heladas en la nuca. Afirma el cantante y guitarrista Tommaso Riccardi que la historia es cíclica, como cualquier proceso natural, y que estamos viviendo actualmente una crisis económica y cultural enorme, en la que los oligarcas luchan por el poder (pues el fascismo es, por definición, elitista) mientras la gente de a pie muere en la miseria y es manipulada para evitar su insurrección.
La música recoge perfectamente esta atmósfera de maldad cósmica, omnipotente, cuya fuerza es capaz de transformar la realidad. Puede apreciarse gran influencia de los polacos Behemoth en la arrolladora base rítmica y las guitarras afiladas. La extrema seriedad con la que está compuesto y producido este trabajo nos hace creer en él de inmediato y dejarnos llevar por su relato musical. Pero estamos dejando a un lado otro de los valores fundamentales de King, que hace que la apuesta de la banda (incluso en el plano estético) sean tan interesante.
El sinfonismo de Fleshgod bebe de una larga tradición del Rock y el Metal y una aún más larga tradición de música Clásica y Romántica. Admitiendo de partida que existen muy numerosas conexiones entre ambos géneros tanto en lo armónico como en lo melódico, no resulta casual que este maridaje nos haya regalado tantos grandes trabajos. Ya hablemos de Frank Zappa o de X Japan (con un abismo estilístico de por medio), no cabe duda de que el reto no es solamente posible, sino apasionado y apasionante.
No olvidemos que somos hijos del espíritu romántico, en muchos sentidos. En lo musical, incluso aquellos que pocas veces han pisado un auditorio sinfónico, tienen algo de esos valores muy presente. El cine ha actuado como agente democratizador de la idiosincrasia musical de este periodo (los primeros compositores de cine no eran sino compositores de óperas; véase Saint-Saëns), y nadie puede negar a día de hoy la influencia abrumadora que ha tenido y tiene el cine en nuestros días, ejerciendo de crítico social implacable hasta el punto de modelar nuestra moral. El séptimo arte también ha acercado la música culta a las nuevas generaciones de una manera distinta. Los miembros de Fleshgod Apocalypse no ocultan su orientación cinematográfica en el tratamiento de la orquesta, opulenta y heterogénea, y su gusto por John Williams o Hans Zimmer. Grandes figuras que han encabezado la renovación del sinfonismo en el cine y la confirmación de una estética de “lo épico”, si bien en ocasiones muchos avisamos de los riesgos de esta tendencia: si todo es épico, nada es épico.
En este sentido, podría criticárseles el haber apostado más por el efectismo que por la exploración o la experimentación, en virtud de la excelente oportunidad artística que siempre supone la mixtura del Metal con el Clásico. Pero no sería justo, pues sí han experimentado en cierta forma, y con resultados así todo efectismo es legítimo. Lo más llamativo: la inclusión de un Lied, titulado Paramour (Die Leidenschaft Bringt Leiden). Este género de composición vocal con acompañamiento de piano fue llevado a lo más alto por autores como el austríaco Franz Schubert en la primera mitad del XIX. Tradicionalmente se canta en alemán, y Fleshgod no han querido faltar a la tradición: esta composición original extrae su texto de Trilogie der Leidenschaft de Johann Wolfgang von Goethe. Tal vez no es en lo que tus padres están pensando cuando les hablas de Death Metal Melódico. Genial atrevimiento.
Por otro lado, en la vertiente más contemporánea y cinematográfica, podemos encontrar la influencia del mejor Jerry Goldsmith o Bernard Herrmann en temas demoledores como Mitra y Gravity. Logran además un equilibrio portentoso entre los lenguajes de ambos géneros, en los que la orquesta comienza a crear atmósferas y colores verdaderamente maléficos sobre el cuarteto de Metal. Por razones puramente acústicas, no todos estos detalles del arreglo orquestal son apreciables y quedan enmascarados por la vorágine sonora, pero la labor de mezcla de Bogren consigue destacar en cada momento lo que es importante en el mensaje musical de los italianos. Para los viciosos que queremos saber más, ¡aún nos queda el segundo CD!
Más allá de todo lo que se pueda escribir sobre este trabajo, lo principal es lo que nos pueda decir por sí mismo, que en mi opinión es bastante. Como bien afirma nuestro queridísimo Antón García Abril, a la música se va a través de la música. Que lo disfruten.
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